Póngame un Beato, por favor
La Biblioteca Nacional se lanza a la impresión bajo demanda - Los clásicos disponibles forman parte de los 18.000 títulos digitalizados por la institución
El Beato de Liébana, es ya una frase hecha, no tiene precio. La Biblioteca Nacional atesora dos de las 35 copias que se conservan en el mundo de los comentarios al Apocalipsis que un monje del monasterio cántabro de Santo Toribio de Liébana hizo, en torno al año 776, ante el "inminente" fin del mundo.
Uno de esos dos códices del Beato -el encargado por Fernando I y doña Sancha en 1047 con las célebres 98 miniaturas de los Cuatro Jinetes, la Jerusalén celestial y la serpiente de las siete cabezas- es, perdido el original y casi un milenio después de su composición, una de esas piezas de valor incalculable de las que, en efecto, como de Las Meninas o el Guernica, se dice que no tiene precio. Eso sí, cualquier usuario de la Biblioteca Digital Hispánica, la rama cibernética de la primera biblioteca del país, puede ahora recibir en su casa, y en un plazo de entre 10 y 15 días, una copia (630 páginas en formato 15 x 21 cm) por 87,81 euros.
"Es un viaje del papel al digital y del digital al papel", dice la directora
Es lo que cuesta ese legendario libro en el nuevo servicio de impresión bajo demanda que la Biblioteca Nacional ha puesto en funcionamiento gracias a un acuerdo con Bubok, una empresa española especializada en ese tipo de edición, es decir, en tiradas a partir de un ejemplar. Un acuerdo no exclusivo, ya que la Nacional tiene previsto firmar próximamente uno de igual naturaleza con Amazon, según asegura Milagros del Corral, directora de la institución.
Consciente de los temores que despierta en la industria editorial el avance imparable de la gran librería virtual estadounidense, Del Corral es tajante: "Hablamos de colecciones patrimoniales, es decir, de obras libres de derechos. Nuestra misión es preservar y difundir nuestros fondos, y éstos cobran así nueva vida". La entrada en juego de Amazon cae por su peso si se piensa que, tras España, los países con mayor número de usuarios del servicio en línea de la Biblioteca Nacional son Estados Unidos y México. Aunque la iniciativa garantiza "una calidad perfecta para el estudio", Del Corral explica que "para evitar los mercadillos y el top manta", todos los títulos tendrán una misma cubierta, sobria y sin alardes.
Actualmente, 85 títulos -del Quijote de 1647 a Los desastres de la guerra, de Goya, pasando por la gramática de Nebrija (es decir, entre 19 y 57 euros)- están ya disponibles en una plataforma (http://bne.bubok.com) nacida como una librería personalizada cuyo fondo son las 18.000 obras con que cuenta actualmente la Biblioteca Digital Hispánica, que en tres años tiene como objetivo poner en la Red un total de 600.000 documentos. De ellos, el más consultado hasta la fecha es De aetatibus mundi imagines, un tratado del humanista portugués del siglo XVI Francisco de Holanda que fue, por supuesto, el primero en ocupar el nuevo escaparate virtual.
"Descubrimos que muchos de nuestros usuarios imprimían una a una las páginas consultadas online y decidimos apostar por la impresión bajo demanda", cuenta Milagros del Corral, que subraya que la española es la primera biblioteca nacional europea en ofrecer un servicio que hasta ahora sólo formaba parte de la oferta de la de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos.
Ángel María Herrera, responsable de Bubok, reconoce que, hasta ahora, la publicación bajo demanda se relacionaba sobre todo con la poco prestigiosa autoedición, pero recuerda que es la única forma de que "los libros estén siempre vivos". En tiempos en los que la relación entre oferta y demanda está lejos de ser equilibrada y en los que las librerías de fondo son un lujo cada vez más escaso, no parece una cuestión baladí. La propia Biblioteca Nacional tiene entre sus proyectos futuros la edición con este sistema de algunas de las publicaciones y de los catálogos de las exposiciones que alberga regularmente.
En opinión de Milagros del Corral, "viviremos un largo periodo híbrido durante el que usaremos el soporte digital para un tipo de lectura y el papel para otro. El ordenador permite a los investigadores verificar un dato o mejorar la visión de un documento, pero casi nadie lee más de 10 o 15 páginas en una pantalla. A la hora de estudiar un texto prefieres el formato tradicional, y como la paleografía no se estudia masivamente, la impresión bajo demanda es una buena solución". Como ella misma dice, el viaje ha sido de ida y vuelta: "Del papel al digital y del digital al papel".
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