La amenaza integrista
Las patrullas de talibanes controlando las carreteras y pueblos del distrito de Buner, a un centenar de kilómetros de Islamabad, han disparado la alarma en Pakistán. El Gobierno envió ayer a dos centenares de miembros del Frontier Constabulary, las fuerzas auxiliares de la frontera, para tratar de retomar el control.
Washington acogerá una cumbre de jefes de Estado de Afganistán y Pakistán para buscar juntos una nueva estrategia capaz de estabilizar una región acosada por la insurgencia, según informó la Casa Blanca. El presidente afgano, Hamid Karzai, y su homólogo paquistaní, Asif Alí Zardari, se reunirán por separado con Barack Obama y después tendrán reuniones a tres bandas durante el 6 y el 7 de mayo.
La nueva Somalia que busca el amparo de la comunidad internacional recibió ayer en Bruselas promesas de 165 millones de euros durante un año para equipar y financiar a la fuerza multinacional de la Unión Africana (Amisom) que mantiene la precaria paz en el territorio y para crear fuerzas policiales y de seguridad que deben extender la presencia del Gobierno más allá de Mogadiscio y algunas pocas regiones del país.
Mile de seguidores de Jacob Zuma salieron ayer a las calles de Johannesburgo a celebrar por anticipado que el Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) llegó -con el recuento de ocho millones y medio de votos- al 66% de apoyo en las elecciones generales. De confirmarse el porcentaje, le permitirá revalidar la mayoría de dos tercios de 2004.
La diplomacia del fútbol marcó el pasado septiembre el primer tanto de la distensión entre turcos y armenios, pero el gol definitivo lo metió Barack Obama hace poco más de dos semanas en Estambul. El presidente de EE UU medió personalmente entre ambos países para que normalicen sus relaciones.
Subido sobre una ola de popularidad que él mismo cifra en el 73%, aunque los sondeos la rebajan hasta el 56%, Silvio Berlusconi regresó ayer a la zona del terremoto por novena vez en 17 días. Esta vez lo hizo con todos sus ministros, según había prometido, y dos medidas sonadas en la cartera: destinar 8.000 millones de euros en tres años para reconstruir la región y trasladar la cumbre del G-8.