Berlusconi traslada a L'Aquila la próxima cumbre del G-8
El Gobierno aprueba 8.000 millones para la reconstrucción
Subido sobre una ola de popularidad que él mismo cifra en el 73%, aunque los sondeos la rebajan hasta el 56%, Silvio Berlusconi regresó ayer a la zona del terremoto por novena vez en 17 días. Esta vez lo hizo con todos sus ministros, según había prometido, y dos medidas sonadas en la cartera: destinar 8.000 millones de euros en tres años para reconstruir la región -sin explicar de dónde saldrán exactamente- y trasladar la cumbre del G-8, prevista del 8 al 10 de julio, desde la sede decidida hace meses, la idílica isla sarda de la Magdalena, hasta el epicentro del terremoto.
Los 8.000 millones de ayudas, explicó Berlusconi, se invertirán en tres años "y no saldrán de los bolsillos de los italianos por primera vez en casos como éste". Unos 1.500 millones se dedican a afrontar la emergencia y 6.500 a la reconstrucción. El Gobierno dará financiación sin coste a los afectados, anticipos contra impuestos y beneficios fiscales a las empresas. El decreto prevé pedir a la UE la declaración de L'Aquila como zona franca, y Berlusconi cuenta con que la UE aporte "más de 500 millones" en ayudas.
Estaba previsto que la cita se celebrara en la isla sarda de la Magdalena
Las familias que reconstruyan sus casas recibirán un máximo de 150.000 euros y, para reparar viviendas dañadas, habrá ayudas de hasta 80.000 euros. Según Berlusconi, el Gobierno garantiza que los constructores harán casas "segurísimas, comodísimas y bellísimas, en 15 espacios muy verdes, antes de seis meses". La magistratura ha anunciado que la reconstrucción será supervisada por cuatro fiscales antimafia para evitar que el crimen organizado saque partido. El terremoto que azotó esa zona el pasado 6 de abril dejó 295 fallecidos y 55.000 personas sin hogar.
Las decisiones de Berlusconi llegan tras las críticas del Partido Democrático al Gobierno por no haber unido las fechas del referéndum sobre la ley electoral y las europeas del 7 de junio. Tras contentar a sus socios de la Liga Norte -los grandes perjudicados si sale adelante el referéndum-, Berlusconi dijo ayer que el cambio de sede de la cumbre del G-8 "permitirá liberar los 220 millones que habíamos destinado a la Magdalena". Parece difícil: las obras en la isla sarda llevan en curso varios meses, como recordó ayer el alcalde de la Magdalena, Angelo Comiti: "Llevar el G-8 a L'Aquila añadiría un terremoto a otro terremoto. Llevamos más de un año organizando la cumbre. Poner en pie un G-8 no es montar un cumpleaños".
Berlusconi confesó que debe consultar el cambio de sede del G-8 con los líderes mundiales (Reino Unido y EE UU ya dijeron ayer que sí). Las reuniones se harían en el cuartel de la Guardia de Finanzas de L'Aquila, uno de los pocos edificios públicos que soportó el terremoto, pero nadie se sabe cómo y dónde se instalarán las delegaciones, aunque es probable que sea en Roma, a hora y media de coche. "Creedme", dijo ayer Berlusconi, "la Magdalena es demasiado bonita. Habríamos tenido incluso un barco de lujo y habría resultado raro con la crisis que atravesamos. L'Aquila es una sede más sobria".
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