La ex guerrilla entra en los palacios de gobierno
El triunfo del FMLN en El Salvador consolida el ascenso de políticos que antes fueron milicianos
Al salvadoreño Joaquín Villalobos, estratega del insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y fundador del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) durante la guerra civil padecida por su país (1980-1992), no le preocupaba tanto morir en combate como envejecer de guerrillero.
Villalobos, de 58 años, ex jefe de la milicia más audaz del FMLN, no llegará a viejo empuñando las armas. Al igual que buena parte de la generación de revolucionarios latinoamericanos acogida a los acuerdos de paz de los años noventa, tras largos y cruentos conflictos, el ex guerrillero hace tiempo que participa en política. Lo hace como investigador en Oxford y consultor para la resolución de conflictos internacionales.
"La democracia llegó para quedarse", afirma Joaquín Villalobos
No pocos dirigentes de aquella generación echada al monte al grito de justicia social ocupan hoy consejos de administración, cátedras universitarias o ministerios. El extremismo ideológico perdió terreno o se adaptó a las exigencias electorales con formatos de conveniencia. Un grupo de ex insurgentes integra las Administraciones de Brasil o Argentina, y otros dos son vicepresidentes en Bolivia y El Salvador: Álvaro García Linera, ex miembro del Ejército Guerrillero Tupac Kataren, y Salvador Sánchez, del FMLN. La ex milicia urbana Tupamaros se mantiene y prospera en la coalición gubernamental de Uruguay.
La victoria del FMLN en El Salvador, el pasado día 15, con el periodista Mauricio Funes como presidente electo, refuerza, a través de la alternancia en el poder, el proceso de normalización democrática de Latinoamérica. El moderado Funes deberá convivir y conciliar con Sánchez Cerén, Comandante Leonel en la guerra, de planteamientos más radicales.
"Los cambios que están ocurriendo son consecuencia del giro democrático del continente. Y creo que la democracia llegó para quedarse", sostiene Villalobos.
Cientos de jóvenes alzados contra las dictaduras castrenses y los autoritarismos civiles de hace casi medio siglo, algunos con la idea de sustituirlos por totalitarismos de corte marxista, perseveran hoy por vías políticas diferentes, en el seno de las grandes corrientes políticas regionales. "Tenemos la que manifiestan Chávez, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, y otra, más al centro-izquierda, que tiene su pilar en Chile, Brasil y Uruguay. Argentina tiene un poco de ambas", según Villalobos. "En El Salvador todavía no sabemos, porque puede haber un conflicto entre el presidente electo y el partido" el FMLN.
Para Carlos Malamud, analista del Real Instituto Elcano, las progresivas transformaciones registradas en América Latina permitieron la convivencia, y en ocasiones la convergencia de los antiguos enemigos. La teoría de que unas oligarquías perennes, nacidas hace 500 años, siguen gobernando algunos países no acaba de convencerle. "Yo veo más una renovación constante de las élites", dice. Y pese al informe del Banco Mundial alertando sobre las consecuencias de la actual crisis financiera global, seis millones de nuevos pobres en América Latina, Malamud no cree posible que la eventual legión de desesperados apuesten por la resurrección de las guerrillas. "No hay ni espacio, ni sostén. ¿Quién va a apoyar una aventura de ese tipo? Cuba ya no está en eso, y Venezuela ha visto que le es más rentable ir por la vía democrática, aunque luego Chávez haga lo que le da la gana".
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