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Reportaje:

Las administraciones cuentan con ellos

Las izquierdas en el poder y la oposición integran a ex combatientes

Juan Jesús Aznárez

Prácticamente todos los Gobiernos latinoamericanos de izquierda incorporaron a ex guerrilleros. Una parte de ellos, sin embargo, está en la oposición, fundamentalmente en Venezuela y Nicaragua.

- Argentina. Las presidencias de Cristina Fernández y de su esposo, Néstor Kirchner, llamaron a antiguos cuadros de Montoneros, una guerrillera de extracción católica, nacionalista, vigente entre los años 1970 y 1979.

Ministros, asesores o titulares de organismos públicos, la relación de ex montoneros es nutrida: desde Rafael Bielsa y Enrique Albistur a Juan Carlos Dante y Patricia Vaca Narvaja.

- Brasil. Colaboradores muy cercanos del presidente Lula da Silva fueron guerrilleros. Dilma Roussef, entre otros, militó en la maoísta Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares. Hoy es jefa de Gabinete de Lula, en sustitución del abogado José Dirceu, que actuó en el Movimiento de Liberación Nacional. Se arrepiente. "Entrené guerrillero, pero no era lo mío", declaró a la revista Veja. "La opción de la lucha armada fue una equivocación de nuestra generación".

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- El Salvador. El vicepresidente electo de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, fue miembro de la comandancia general del FMLN, que agrupó o desbancó a otros grupos, y se definió marxista leninista durante la guerra (1980-92). Sánchez Cerén fue delegado en las negociaciones que llevaron a los acuerdos de paz de 1992. Diputado desde el 2000, seis años después asumió la dirección del FMLN en el Parlamento.

- Guatemala. El presidente Álvaro Colom, socialdemócrata, fue el candidato en 1999 de la ex guerrilla Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca. No logró superar la primera vuelta y se distanció de esta guerrilla. El contendiente de ese grupo, Miguel Ángel Sandoval, fundador del desaparecido Ejército Guerrillero de los Pobres, apenas consiguió el 2% de los votos en las elecciones del 2007. El fracaso demostró el escaso gancho de su oferta programática.

- Nicaragua. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979 e impulsó una revolución malograda por las políticas y corrupción de los ex guerrilleros, las divisiones internas y el autoritarismo del ex comandante Daniel Ortega, actual presidente del país. Ortega ha cerrado el espacio a la disidencia sandinista. Los comandantes están divididos y nada queda de la unidad guerrillera e ideológica contra la tiranía de los Somoza.

- Uruguay. El presidente Tabaré Vázquez, líder del Frente Amplio, debe mucho a la ex guerrilla urbana Tupamaros, cuya militancia aportó cerca del 30% de los votos del ganador en las elecciones del año 2005. Los Tupamaros, simpatizantes de la revolución cubana, quieren ahora que el histórico José Mújica sea el próximo candidato a la presidencia.

Para llegar al poder "no ha operado tanto lo que hemos hecho los izquierdistas o progresistas como lo negativo de la gestión de los Gobiernos anteriores", dijo el tupamaro Julio Marenales.

- Venezuela. Unos en el Gobierno, como Alí Rodríguez, y otros en la oposición, como Teodoro Petkoff, un grupo de ex guerrilleros continúa en la política. Con el golpe castrense de 1992 contra Carlos Andrés Pérez, Hugo Chávez también fue, a su manera, guerrillero.

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