El miedo a ser incluido en la lista negra que prepara el G-20 ha logrado en unas semanas lo que aparatosos esfuerzos de coordinación internacional habían perseguido durante años: agrietar el muro del secreto bancario tras el que varias plazas financieras protegen el fraude fiscal.
El vicepresidente económico, Pedro Solbes, delimita día a día qué criterios seguirá el Gobierno para inyectar dinero público en las entidades financieras, un horizonte que el sector ve cada vez más cercano tras la fusión anunciada por Unicaja y Caja Castilla-La Mancha, precipitada por los problemas de esta última entidad.
Han tenido que pasar tres años de subidas y una crisis financiera como el mundo no había conocido en 80 años para que el Euríbor se venga abajo. Pero una vez que comenzó a hacerlo a finales del año pasado, la caída ha sido de vértigo. El índice que condiciona los presupuestos de tantas familias y empresas ha pasado en menos de medio año de su máximo histórico -el 5,5%- al mínimo, no menos histórico: el 1,923% en el que se quedó ayer.
¿Qué pueden hacer a las nueve de la mañana de un viernes, juntos, el presidente de ACS, Florentino Pérez -primer accionista de Iberdrola- y el presidente de la compañía eléctrica, Ignacio Sánchez Galán? Medir fuerzas y probar que, cuando hay mucho en juego, los empresarios madrugan.
Cinco horas de junta general de accionistas dan para mucho. Si además intervienen 18 accionistas, acaban saliendo todos los temas. Los más agradables ("el BBVA se ha salvado de la crisis con buena nota por su gestión") y los menos (el sueldo del presidente, la caída del dividendo y los recortes de plantilla).
Fitch Ratings rebajó ayer la calificación como emisores de deuda a largo y corto plazo de Caixa Catalunya, Caixanova y Caixa Galicia. En los tres casos, la agencia de calificación de riesgo ha destacado el "impacto negativo del agudo ajuste" en el sector inmobiliario debido al impacto de la crisis en la economía española.