Miles de rusos protestan contra la política económica del Gobierno de Putin
Los enfrentamientos en Moscú concluyen con varias decenas de arrestos
Miles de personas desafiaron ayer gélidas temperaturas invernales y salieron a la calle en diversas ciudades de Rusia, desde Moscú hasta Vladivostok (en la costa del Pacífico), en una jornada de protesta por la gestión económica del Gobierno de Vladímir Putin. Las autoridades dieron permiso a los mítines del Partido Comunista, que en la práctica actúa como oposición leal, pero no a otras convocatorias de organizaciones más críticas, como Otra Rusia (OR) de Gari Kaspárov, o Nosotros.
Aunque la geografía de las manifestaciones fue extensa, ninguna de ellas fue especialmente numerosa, si se comparan con las de los años ochenta del pasado siglo, que sacaban a la calle a centenares de miles de personas en contra del monopolio comunista del poder, o las de los años noventa, cuando las convocatorias ya reunían a decenas de miles.
Los mítines del PC fueron permitidos, pero no los de otros grupos más críticos
El escritor Eduard Limónov, líder del prohibido Partido Nacional Bolchevique (PNB), fue arrestado cuando intentaba subirse a la estatua del poeta Vladímir Mayakovski, en el centro de Moscú, para dirigirse a varias decenas de conciudadanos. Por su parte, Román Dobrojótov, de Nosotros, fue detenido y sancionado con cinco días de arresto administrativo por participar en un piquete junto a la sede del Gobierno ruso. A lo largo de la jornada en Moscú se produjeron escaramuzas entre la policía y militantes del PNB y Nosotros. Según el Ministerio del Interior, fueron arrestadas 41 personas, pero un portavoz del PNB afirmó que habían sido detenidos hasta 60 "nazbol", tal como son llamados los seguidores de este partido que gusta de actuaciones provocativas. Ante mil personas, el líder comunista Guennadi Ziugánov afirmó que la crisis económica ha puesto de manifiesto la bancarrota de la política gubernamental.
En Vladivostok, dos mil personas desfilaron por el centro de la ciudad para protestar contra el aumento de los aranceles de importación de coches, una medida proteccionista de la industria automovilística rusa que ha entrado en vigor este año y que afecta duramente a la economía del Lejano Oriente, por cuyos puertos entran en Rusia coches procedentes de Japón. Los manifestantes, convocados por el Partido Comunista y la organización Tigr (Cooperativa de Ciudadanos Rusos con Iniciativa), pedían el cese del Gobierno, exigían la congelación de las tarifas de ferrocarril y la subida de sueldos y pensiones. Esta vez el mitin discurrió sin incidentes, a diferencia del que se celebró el 21 de diciembre de 2008, que fue reprimido por fuerzas de intervención especial llegadas ex profeso desde Moscú.
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