Bolivia ahonda su división en las urnas
Morales logra aprobar la reforma con una mayoría del 60%, menor a la que preveía - El claro rechazo al proyecto en las provincias 'rebeldes' da impulso a la oposición
El optimismo previo del Gobierno boliviano quedó reflejado en unas polémicas declaraciones del vicepresidente, Álvaro García Linera, que, a primera hora de la tarde, aseguró que la Constitución necesitaba ser aprobada "en todos los departamentos" para considerarse "completamente legítima".
El optimismo previo del Gobierno boliviano quedó reflejado en unas polémicas declaraciones del vicepresidente, Álvaro García Linera, que, a primera hora de la tarde, aseguró que la Constitución necesitaba ser aprobada "en todos los departamentos" para considerarse "completamente legítima".
Los partidarios del 'sí' y del 'no' esperan a las negociaciones posteriores
Los críticos creen que el nuevo texto no ayudará a cerrar heridas
Pese a todo, Evo Morales salió pasadas las nueve de la noche (dos de la madrugada en la España peninsular) al balcón del Palacio Quemado, en La Paz, para saludar a sus seguidores y prometió que aplicará la nueva Constitución "en todos sus aspectos". "Aquí se acabó el pasado colonial. Aquí se acabó el neoliberalismo. Aquí se acabó el latifundismo. Mandaremos y gobernaremos como nos pide el pueblo boliviano, y el pueblo ha refundado Bolivia".
Los porcentajes finales, aun confirmando la victoria sobrada de Morales, supondrán un impulso para la oposición, que había quedado muy tocada por su derrota el año pasado en el referéndum revocatorio, en el que el presidente obtuvo un 67% de respaldo popular. En esta ocasión, los cuatro departamentos "rebeldes" han reflejado un voto negativo nada dudoso, superior al 60% en todos los casos. Unos y otros esperan ahora la apertura de un proceso de negociaciones políticas respecto a las autonomías, en el que la oposición se sentirá reforzada.
"La votación de hoy decide qué tipo de país será Bolivia", dijo Morales, pocas horas antes de conocerse el resultado del referéndum, poniendo de relieve la importancia que han concedido Gobierno, y oposición, al desenlace de esta jornada electoral, en la que 3,9 millones de bolivianos dieron su voto, en el primer referéndum constitucional que se celebraba en la historia del país. En Constituciones anteriores, bastó la aceptación del Parlamento.
En otro de los temas planteados en esta consulta, los votantes han decidido que las propiedades agrarias no tengan más de 5.000 hectáreas como máximo (aproximadamente un 77%, frente a un 23%-24% que habría optado por un límite de 10.000 hectáreas).
La jornada se desarrolló sin grandes incidentes, aunque existieron algunas reclamaciones en el departamento de Santa Cruz, corazón de los partidarios del no, respecto a si la tinta con que se marca un dedo a los votantes era realmente indeleble. Como en la mayoría de los países de América Latina, los ciudadanos estaban obligados a votar, bajo pena de multa. La limpieza de la elección será garantizada en todo el país por 350 observadores internacionales, de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y la Fundación del ex presidente de EE UU Jimmy Carter. Los datos oficiales no se conocerán hasta hoy.
El nuevo texto constitucional supondrá, realmente, un cambio sustancial en la organización del Estado boliviano, entre otras cosas porque creará mecanismos para garantizar una mayoría indígena en todas las instituciones y órganos de poder público del país. La Constitución culmina un proceso iniciado hace tres años, con la elección como presidente de Evo Morales, sindicalista cocalero de etnia aymara, que ha ido progresivamente consolidando su poder y que considera el nuevo texto fundamental como la base de la "refundación de Bolivia" y la puesta en marcha de una "revolución democrática y cultural". Desde su punto de vista, se trata de la creación de un modelo de Estado que no existe en ninguna otra parte de mundo porque incluye el concepto de autonomía indígena o de los pueblos originarios, a los que se reconoce el derecho, y casi la obligación, de ocupar una parte sustancial del poder.
La oposición a la Constitución se ha concentrado fundamentalmente en cuatro de los nueve departamentos en que está dividido el país, en la zona oriental, y ha sido protagonizada, sobre todo, por Santa Cruz y su denominado Comité Cívico.
Este organismo, que defiende la autonomía departamental desde hace 50 años, considera que la nueva Constitución disminuirá las competencias del departamento y su capacidad para gestionar una parte sustancial de los ingresos derivados del petróleo y el gas -el 90% de estos dos recursos naturales se encuentra en la llamada media luna-. El voto negativo rondó el 70% en Santa Cruz y osciló entre el 60% y el 70% en los otros tres departamentos "rebeldes".
La mayoría de los críticos, sean autonomistas o no, considera que la nueva Constitución no ayudará a cerrar las heridas abiertas entre la zona oriental (rica y conservadora) y la occidental (indígena y más pobre), sino que profundizará la confrontación y que los resultados deberían dar paso a una amplia negociación política entre los dos sectores del país.
Lo más probable, sin embargo, es que se abra rápidamente un nuevo proceso electoral, porque la nueva Constitución permite la reelección del presidente por un nuevo mandato, y se especula con la posibilidad de que Evo Morales adelante las elecciones, previstas para 2010, para principios del próximo invierno.
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