Medvédev exige la retirada de Europa del escudo antimisiles
El presidente ruso ofrece a EE UU reformar el sistema internacional
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, presentó ayer la tarjeta de visita de la nueva Rusia al recién elegido Obama. Por una parte, se mostró dispuesto a colaborar en una "reforma radical" del sistema político y económico internacional, y por la otra advirtió que si EE UU no renuncia a instalar elementos del escudo antimisiles en Europa, Moscú adoptará medidas militares, entre ellas la instalación en el enclave de Kaliningrado de misiles Skander (dispositivos de carácter táctico-operativo con alcance de hasta 500 kilómetros).
Los planes del Kremlin en ese caso contemplan además el uso de los "recursos de la Armada" y la puesta en funcionamiento de sistemas de interferencia radioelectrónicos también desde Kaliningrado, así como mantener tres regimientos de misiles que iban a ser disueltos en Kozelsk, en la región de Kaluga, cerca de la región de Moscú.
El Kremlin amenaza con reforzar su posición militar en Kaliningrado
En su primer discurso anual sobre el Estado de la nación desde que asumió la presidencia en mayo, Medvédev acusó a EE UU de "oportunismo", "egoísmo", "unilateralismo", "presunción", "intolerancia ante la crítica" y en definitiva de ser la causa de una desestabilización militar y económica global. Según Medvédev, tanto la tragedia de Georgia como la crisis financiera son atribuibles a la Administración norteamericana. El conflicto del Cáucaso ha hecho cristalizar una "situación geopolítica cualitativamente nueva", dijo, en la que Rusia ha demostrado que está en condiciones de "proteger a sus ciudadanos, defender sus intereses nacionales y cumplir de forma eficaz sus obligaciones pacificadoras". "No retrocederemos en el Cáucaso", afirmó.
Las relaciones de Washington con Moscú pasan por "una fase algo complicada", pero Rusia "no tiene un antiamericanismo innato", puntualizó el presidente, y expresó la esperanza de que "nuestros socios de la nueva Administración norteamericana optarán por unas relaciones plenas con Rusia". Entre las posibilidades de colaborar, Medvédev mencionó una "meditada reforma de la ONU", un "régimen internacional de control de armamento" y la creación de un mecanismo para "bloquear las decisiones erróneas, egoístas y peligrosas" de algunos miembros de la comunidad mundial.
Todo indica que Obama tendrá que habérselas durante toda su presidencia con el tándem formado por Medvédev y el primer ministro, Vladímir Putin, considerado el verdadero hombre fuerte de Rusia. Sin dar argumentos de peso, Medvédev propuso ayer aumentar a seis años el mandato presidencial, que ahora es de cuatro años. Esto supone un cambio importante en la Constitución de Rusia, que celebra su 15º aniversario en septiembre.
El líder ruso trató sin embargo de minimizarlo y se refirió a una "corrección" legislativa y a "puntualizaciones, que no alteran la esencia política y jurídica de las instituciones". La prolongación del mandato no afectará al actual presidente, según explicó Larisa Brycheva, jefa del departamento legal del Kremlin. Diversos observadores políticos coinciden en suponer que la enmienda está pensada para dar a Putin la posibilidad de volver a ser presidente con la idea de que permanezca en el poder seis años más como mínimo.
Medvédev anunció otra enmienda constitucional para hacer que la Duma pase a tener un mandato de cinco años, en lugar de los cuatro actuales, y anunció algunas reformas legislativas mediante las cuales el Kremlin, sin renunciar al control, corrige algo las restricciones con las que ha ahogado el pluralismo político en Rusia.
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