El viaje en busca de un cine
25 aldeanos del Atlas descubren la magia de la gran pantalla por primera vez con 'Retorno a Hansala' - Narra la historia de 12 inmigrantes ahogados en el Estrecho
Hay un hombre de pie bajo la lluvia. Se llama Mohamed Oadju, viste chilaba del color del barro, la capucha sobre la cabeza. Tendría que estar camino de una rueda de prensa, pero se encuentra a la puerta de un cine de Tánger, aturdido y solo, mojándose. Los coches de la organización lo han dejado olvidado por un instante; es la primera vez que visita la ciudad. De hecho, es la primera vez que este habitante de una pequeña aldea bereber a los pies del Atlas viaja más allá de la provincia marroquí de Beni Mellal. En un cartel a su espalda se lee: Return to Hansala .
Éste es el título de la película que Chus Gutiérrez presentó ayer en el Festival de cine de Tánger y en la que aparece el hombre de la chilaba y otro centenar de habitantes de su aldea. No se trata de un documental. Es una historia real, pasada por el tamiz de la ficción cinematográfica: la de una aldea que perdió a 12 habitantes en la misma patera en el año 2003, cuando cruzaban el estrecho camino del sueño español.
Chus Gutiérrez dirige una historia trágica pasada por el tamiz de la ficción
Hussein interpreta al padre que pierde a su hijo. Él también perdió al suyo
Chus Gutiérrez decidió rodar una parte en esa aldea castigada por el drama de la emigración y eligió a los actores de entre sus habitantes. Muchos no habían visto jamás una película. Ni en la televisión. Y por eso Mohamed Oadju y otros 24 aldeanos-actores de Hansala condujeron ayer durante siete horas, apiñados en automóviles, para acudir al estreno de una película que ha cambiado sus vidas para siempre.
Mientras Oadju espera bajo la lluvia, algunos de sus vecinos van montados en un coche de la organización. Sallah Wali se arrebuja en el sillón envuelto en la manta de lana con olor a establo que ha traído para cubrirse de la lluvia y Mohamed Obaba aprieta en su puño curtido de agricultor la ficha de la película que le acaba de entregar un miembro del festival. La mira, luego mira por la ventanilla el espectáculo de coches aglutinados en una de las calles principales de Tánger. Y comenta con un poco de castellano y una risotada: "Coches, eh, muchos".
Los 25 habitantes de Hansala van llegando así poco a poco al lujoso hotel donde se había dispuesto todo para la rueda de prensa. Allí están esperando ansiosos la directora y guionista de Retorno a Hansala, Chus Gutiérrez, y sus dos actores principales (y no aldeanos), la hispano marroquí Fara Hamed y el español José Luis García Pérez.
Pero el orden cede a la improvisación, sobre todo cuando irrumpen Said Salhi, Hussein Aghazaff y Fátima Andah. Ellos tres han sido parte esencial del rodaje que transcurrió durante el mes de febrero en el valle del Atlas en el que viven. El Hussein Aghazaff, por ejemplo, interpreta al padre que pierde a su hijo en la patera camino de Algeciras. Sabe lo que es eso, porque su hijo Slimane apareció ahogado en 2003 en la playa de Rota. Fue él quien pagó el viaje a las mafias de la inmigración con el dinero que hizo vendiendo el carbón que él mismo quemaba, oculto entre los montes de Hansala. Sonríe a todas partes cuando entra en el hotel. Mira los techos altísimos. Se funde en un abrazo con Chus, que le grita "¡José!", con cariño. Él muestra los huecos negros de su dentadura y se le arrugan los surcos de la cara. Hay varias cámaras a su alrededor, pero se muestra tranquilo. Un periodista le pregunta: "¿Es la primera vez que vas al cine?". "No", responde, "una vez vi una película sobre un hombre que estaba siempre rodeado de animales". "¿Habías viajado alguna vez hasta tan lejos?", pregunta otro, "sí, estuve en una ocasión en Casablanca".
Así es la gente de Hansala. Su vida suele transcurrir al ritmo de los olivos y los manzanos que hay sembrados en su valle, a unos 800 metros de altitud. Una vez a la semana, los varones bajan al pueblo más próximo, Tagzirte, para vender el género en el mercado. Los jóvenes, ante esta perspectiva, comenzaron a abandonar su casa en 1994. Algunos se marcharon a Francia. La mayoría eligió España, donde hoy viven unos 40 vecinos de Hansala dedicados a la construcción y a la agricultura.
La película Retorno a Hansala, que, después de pasar por el festival de cine de Toronto y el de Valladolid, ha logrado encontrar distribuidora, se estrenará -"con toda probabilidad", según Chus Gutiérrez- el próximo mes de enero en España.
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