Latinoamérica empieza a sufrir
La crisis amenaza la bonanza económica de la región, pero el efecto es aún limitado
Los mexicanos que trabajan en Estados Unidos están enviando a casa menos dinero que nunca. En Brasil, el auge inversor que ha impulsado el crecimiento económico está a la baja y el país compra menos coches fabricados en la vecina Argentina. Mientras tanto, Venezuela ve cómo el precio del petróleo, su principal ingreso, ha empezado a caer. La crisis amenaza con poner fin a la mayor etapa de expansión de las tres últimas décadas en América Latina, pero al menos ha pillado a región más preparada que nunca.
Nadie está, en principio, a salvo del peor crash desde la Gran Depresión de 1929, como lo demuestra el lunes negro que han vivido las bolsas latinoamericanas esta semana, y a pesar de que hasta ahora los gobiernos de la región se han mostrado optimistas sobre la fortaleza de sus economías. El MSCI Latam, índice de referencia de las acciones latinoamericanas, cayó un 19,6% en septiembre, el peor mes desde agosto de 1998.
El índice bursátil cayó un 19,6% en septiembre, el peor mes desde 1998
La alta solvencia y la menor deuda ayudan a la región frente a la crisis
Las previsiones de crecimiento oficiales han empezado a sufrir recortes a la baja y, aún así, Brasil crecerá un 5%, Argentina un 6,6% y México un 2,4%. "La crisis afecta al crecimiento económico mundial y a los precios de las materias primas y, por tanto, puede llegar a América Latina a través del comercio", explica Jimena Zúñiga, de Barclays Capital. El equipo de analistas de la entidad espera una desaceleración: sus previsiones de crecimiento para la región pasan del 5,6% de 2007, al 4,6% este año y al 3,3% el siguiente.
"Hemos detectado un incremento de los costes financieros en dólares en Chile y Brasil y también incipientes problemas de liquidez en las divisas nacionales. Hasta ahora, parece que son problemas pequeños, pero si la falta de liquidez persiste se puede agravar la situación", añade Zúñiga. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, organismo de Naciones Unidas responsable de promover el desarrollo económico y social de la región) prevé que la zona crezca un 4,7% este año, frente al 5,7% del ejercicio pasado (véase gráfico).
La economía latinoamericana vive su sexto año consecutivo de crecimiento robusto, todo un récord, gracias a la fuerte demanda de exportaciones como el cobre, el petróleo y la soja. La mayoría de los países ha utilizado la bonanza para reforzar las reservas extranjeras. Ha sido el caso de Brasil y México, la primera y segunda economía de la región, que además tienen superávit fiscal. Si bien esto no les proporciona inmunidad, sí que les ha ayudado a escapar del caos que vivieron en pasadas crisis, que acabaron con devaluaciones, congelación de las cuentas bancarias e hiperinflación.
"Las circunstancias que estamos viviendo son excepcionales. La crisis se ha acelerado y se ha trasladado a la Unión Europea. En este contexto, América Latina sigue siendo una de las regiones del mundo que se está viendo menos afectada", explica en una entrevista telefónica Alicia García Herrero, economista jefe de mercados emergentes del servicio de estudios de BBVA. "No ha habido ninguna quiebra bancaria, ni similar, ni se han registrado pérdidas por las hipotecas subprime. Para una región acostumbrada al caos, eso es sorprendente. Esto no quiere decir que no haya ningún impacto, pero está siendo limitado".
Dos razones explican esta resistencia: "La región disfruta de niveles de solvencia que no conocía desde principios del siglo XX y el endeudamiento público y privado es limitado", añade la experta del BBVA. El análisis de Citigroup es similar: "De alguna forma América Latina parece más blindada. Aún así, cada vez más inversores creen que la crisis va a llegar a la región. Pero está mejor preparada para hacer frente a una crisis financiera que en el pasado, debido al nivel reducido de deuda en el sector empresarial", afirman los analistas de la entidad en su último informe sobre la zona.
Entre los países más vulnerables a la reducción del crédito y de capital, Citigroup señala a Brasil, que está más endeudado y está pendiente de pagos de la deuda a más corto plazo. México también se encuentra en una situación más delicada, dado que es muy dependiente de la economía estadounidense, principal destino de sus exportaciones y origen de casi la totalidad de remesas que recibe el país y que equivalen al 3% del PIB.
La economía América Latina está acostumbrada a sufrir crisis periódicas. En la última, en los años 2001-2002, Argentina devaluó su divisa, congeló las cuentas bancarias y fue incapaz de hacer frente al pago de una deuda externa de 100.000 millones de dólares. También tuvo que devaluar su moneda Brasil en la crisis de 1998-1999, mientras muchos mexicanos perdieron sus hogares cuando la devaluación de 1994-1995 causó el llamado efecto tequila.
Que no haya caos esta vez no significa que América Latina no afronte graves riesgos: la desaceleración; la caída de los ingresos fiscales por el descenso de la demanda de materias primas -sus precios han caído un 28% desde su máximo del 2 de julio-, y la depreciación de las divisas, que dispara la inflación. En Venezuela, los precios se situaron en el 32% en junio pasado, según Cepal. Es el extremo. En México estaban en el 5%; en Brasil, en el 6%, y en Argentina, en el 9%.
La desaceleración llega en un momento clave. Cuando en la región había empezado a consolidarse una especie de clase media, el parón económico combinado con la inflación amenaza con incrementar de nuevo la pobreza, que está en su nivel más bajo desde los años ochenta. -
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