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Crisis financiera mundial | Los efectos en Europa

El BCE empieza a estudiar bajadas de tipos ante la gravedad de la crisis

Trichet mantiene el precio del dinero en el 4,25% - El banco central admite que sopesó un recorte porque la incertidumbre ha crecido

No basta que la eurozona esté al borde de la recesión. Ni que media docena de bancos hayan tenido que ser rescatados por los Gobiernos europeos con el huracán financiero, que han trasladado la crisis bancaria de EE UU al corazón de Europa. El Banco Central Europeo (BCE) sigue en sus trece y mantuvo ayer inalterados los tipos de interés, en el 4,25%, frente al 2% de los estadounidenses. Pero el BCE dio ayer, por fin, un disparo de aviso y abrió la puerta a rebajas del precio del dinero, que los analistas sitúan en noviembre o, como muy tarde, en diciembre. Sería la primera bajada en los últimos cinco años.

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Europa lo pide a gritos. Y el BCE parece cada vez más consciente de la gravedad de la situación. Su presidente, Jean-Claude Trichet, no quiso comparar la crisis con la de 1929 y calificó las turbulencias -que duran ya casi 14 meses- como "un momento excepcional, grave en la historia financiera. Probablemente el más grave para los países occidentales desde la Segunda Guerra mundial" en una entrevista en la televisión francesa.

Debilitamiento económico, "extraordinaria incertidumbre" en los mercados, menor inflación. Ante el panorama que pintó Trichet, el eurobanco empieza a estudiar el posible recorte. Trichet reconoció durante su rueda de prensa mensual que el Consejo de Gobierno del BCE, reunido ayer en Francfort, había discutido "sobre dos posibilidades: dejar los tipos al nivel actual o rebajarlos". Como ya es costumbre, no especificó cuándo podría dar ese paso, "pero está señalando claramente ese camino", según el análisis de Royal Bank of Scotland.

El francés expuso, sin embargo, su percepción respecto al "alto nivel de inseguridad" provocado por la crisis financiera y se refirió a la "ralentización del crecimiento económico" detectada por los economistas del BCE. Aun así, no dejó de insistir en que, si bien son menores, "los riesgos para la estabilidad de los precios no han desaparecido".

Poco amigo de cambios bruscos en la política monetaria, Trichet está siendo presionado por los Gobiernos de Francia, España, Italia e incluso Alemania, atenazados por la doble pinza de la crisis financiera y -cada vez más por el efecto contagio- económica. Pero prefiere defender su credibilidad con el soniquete habitual: "La brújula del BCE tiene una sola aguja: la de la inflación".

Los analistas y expertos familiarizados con el lenguaje y los usos del presidente Trichet coinciden en que se avecina una rebaja de tipos. Julian Callow, economista jefe de Barclays, fue ayer rotundo al explicar que el eurobanco "ha cruzado el Rubicón", en referencia al cambio de sesgo del BCE, que podría llevar a rebajas de hasta medio punto en breve.

Esa previsión y las advertencias de Trichet sobre el debilitamiento económico afectaron ayer al euro, que se desplomó hasta los 1,37 dólares. La inflación en la eurozona volvió a moderarse en septiembre hasta quedar en el 3,6%, tras el 3,8% de agosto y el exorbitante 4,1% de julio, cuando alcanzó su máximo histórico desde la unificación monetaria. Según Trichet, "la combinación entre incertidumbre [en los mercados financieros] y menor crecimiento reduce las presiones inflacionistas". No obstante, la inflación sigue lejos del 2%, objetivo teórico del BCE.

La última subida de tipos, decidida en junio, puso el precio del dinero a su nivel más alto en siete años. El BCE continúa de momento su marcha en solitario, pese a las fuertes críticas y a la política opuesta aplicada por la Reserva Federal estadounidense, que ha rebajado los tipos del 5,25% al 2% desde que comenzó la crisis, en verano de 2007. Pero tras la reunión de Francfort parece debilitarse el poder de los halcones, partidarios de la agresiva política de tipos del BCE, que los ha elevado del 2% al 4,25% desde 2006.

Emociones fuertes entre los exégetas de la autoridad monetaria, que debaten si el primer recorte de tipos en más de un lustro se aplicará antes de fin de año. Según una encuesta publicada por la agencia Reuters, tres cuartas partes de los expertos consultados cuentan con rebajas antes de enero de 2009. En un tono algo zumbón, Trichet dijo ayer confiar "en la extremada agudeza y lucidez" de los analistas, cuyas interpretaciones rechazó comentar.

Sobre la muy discutida conveniencia de un paquete de medidas análogo al de EE UU, Trichet recordó que Europa "no es un Estado" y carece de un presupuesto federal, de modo que la idea de hacer lo mismo que al otro lado del Atlántico "no se corresponde con la estructura política europea". Los sindicatos alemanes se apresuraron ayer a criticar las reticencias de Trichet ante los tipos.

Los tipos no son una varita mágica, pero ante la restricción del crédito por los problemas de los bancos, una rebaja relajaría las condiciones monetarias: permitiría abaratar el coste de los créditos y, a la postre, sería un balón de oxígeno para la economía, muy maltratada por el credit crunch. Habrá que esperar un mes, hasta la próxima reunión del BCE.

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, durante la conferencia de prensa ayer tras la reunión del Consejo de Gobierno.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, durante la conferencia de prensa ayer tras la reunión del Consejo de Gobierno.REUTERS

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