_
_
_
_
PERDONEN QUE NO ME LEVANTE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Gila tiene la solución

El tema de los inmigrantes no comunitarios parados, con derecho a recibir el cobro acumulado de la prestación de desempleo que tengan reconocida a cambio de que regresen a su país de origen, parece un chiste de Gila.

Sale Gila con su camisa roja y su boina, y llama por teléfono:

-¿Está Mustafá? Ah, es usted. ¿Y puede decirme por qué se niega a acogerse a la munificente oferta que le ha hecho el Gobierno de España, regresando al país de origen de usted con la paguita que le damos? ¡Ah! ¡Vaya!

Entonces Gila, que en paz descanse, cuelga el auricular y, dirigiéndose al público, explica:

-Dice que no quiere, porque aquí somos ricos. Tenemos abrigos y sopa.

Así se refería él, en sus actuaciones de la época en que España iba con sus emigrantes de hambruna a los países potentes de Europa, a la riqueza: sopa y abrigos. Sustituyan ambas devaluadas -por sencillas- materias con lo que ustedes quieran y comprenderán que no es fácil que surjan candidatos a volver a su patria querida. Yo tampoco lo haría.

A pesar del buen corazón que este Gobierno mostró durante la primera etapa, pasados ya los 100 días de segundo mandato con más pena que gloria, y dispuesto a no perder las próximas elecciones, Zapatero hace equilibrios entre no defraudar a un electorado sensible con el tema de los inmigrantes y no perder el voto de ese centro cañí al que le gusta echar la culpa de todo a los de fuera (a los de fuera sin dinero, se entiende).

Ha llegado el momento, por tanto, de apelar a fuerzas superiores que consigan la cuadratura del círculo imposible que se ha propuesto nuestro prócer: ayudar a Sarkozy a aumentar la altura de sus tacones con el refuerzo que supone contar con un "enemigo biológico" suscribiendo sus tesis, y al mismo tiempo intentar desesperadamente colar alguna medida "caritativa" -la justicia se ha perdido por el camino- que maquille la impresentable extensión de encierro de hasta 18 meses para los inmigrantes indocumentados.

Es una lástima que Rappel y aquella señora, ¿cómo se llamaba?, sí, la de los pelos… Es una pena que, después de haberse forrado en los buenos tiempos, ahora que pastan vacas flacas no aparezcan por televisión los magos y las magas, ya no prediciendo el futuro -pues su negrura la podemos predecir todos, menos los economistas de altura, que al parecer les dio en los morros-, sino proponiendo soluciones para que los inmigrantes se desvanezcan.

Y no sólo los parados. Todos. A ver si las españolas no vamos a poder ejercer la prostitución (yo en un geriátrico de la Comunidad de la Esperanza, a poder ser) porque copan el oficio las dominicanas. ¡Habrase visto! En la crisis do nos hallamos inmersos no sólo vamos a tener que empujar la silla de ruedas con la abuela. Lo más probable será que tengamos que empeñar la silla para poder pagar los iPod de los niños, y a la abuela, o bien que la zurzan, o nos turnamos para llevarla a cuestas. Ni pagar a un ecuatoriano ilegal podremos.

Pero imaginen que se cumple la predicción de Nostra Damus de Fátima (si se cumplió la que auguraba la conversión de Rusia al capitalismo, por qué no ésta), esa que no quiere desvelar ni el Papa en las antípodas (que no se le cayera el gorro estando boca abajo fue un milagro, ¿a que sí?), y que consiste en lo siguiente.

Retomo la figura de Gila:

-¿Oiga? ¿Está Dios? Ah, es usted. Buenas noches, sí, bien, gracias a usted.

Nos mira, con aquella sonrisa de salvaje inocencia que tenía. Y sigue:

-Era para preguntarle si usted, que todo lo puede, querría llevarse a los negros al cielo. Sí, como los angelitos negros de Machín. Luego a los magrebíes, luego a los colombianos, luego a los argentinos, luego a los peruanos, luego a los brasileños… No, no, a los del fútbol, no. Pues nada, que si puede, lo intente, porque crean muchos problemas al hombre blanco, ¿sabe? Que al fin y al cabo, blancos nos creó usted, y mire ahora qué follón tenemos con los otros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_