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Reportaje:

El estrés cotiza al alza en la Bolsa

La crisis crediticia dispara las depresiones y el consumo de fármacos entre los 'brokers' - Los profesionales acusan la caída de la paga variable, la sombra del despido y la presión de sus clientes

David Fernández

Ritalin, Adderall, Vicodin y Oxycontin. Son fármacos que sirven para mejorar la concentración y manejar cierto tipo de emociones. Su consumo se ha disparado en Wall Street, la meca del dinero situada en Nueva York, según una investigación de la revista especializada Investment Dealer's Digest. En la City de Londres, el mayor distrito financiero de Europa, el número de trabajadores que buscaron ayuda por depresión y estrés aumentó un 47% en los últimos tres meses, de acuerdo con los datos de la British United Provident, la principal aseguradora privada de salud del Reino Unido. Un 58% de los trabajadores del sector afirman que en el último año han visto a algún compañero llorar.

Los intermediarios se quedan sin respuestas para sus clientes
En Wall Street se consumen ahora más fármacos para la concentración
Hay un 47% más de agentes de la City con problemas de ansiedad
"¿El año más difícil de mi carrera? Sí", admite un gestor de 'hedge funds'
Tras una larga fase de bonanza, muchos afrontan su primera crisis
En Londres se prevé un aumento del número de divorcios

Trabajar en el sector financiero durante una crisis económica es tener un problema al cuadrado. Por un lado, tu bolsillo se resiente como el del resto de los mortales (incluso más, porque buena parte del sueldo depende del bonus o paga variable por objetivos); por otro, tienes que tratar todos los días con clientes malhumorados que ven cómo el número de ceros de su cuenta corriente desciende de forma inmisericorde desde hace 12 meses.

Todo es presión, nervios y muchas más horas de trabajo. Los despidos corren como la pólvora y eso pesa en el ánimo de los trabajadores. En España aún no se ha llegado a la situación extrema de Londres y Nueva York, bien porque la crisis de crédito no ha afectado a nuestro mercado de forma directa o bien porque la industria local está más enfocada al asesoramiento que a la venta de productos. Eso sí, los profesionales españoles del sector coinciden: están viviendo el peor año de su carrera.

Mariano Sancho trabaja como broker en la sociedad de valores Riva y García. Es el intermediario entre el cliente y el mercado -"su voz y sus ojos", comenta-. Lleva 14 años en la profesión y no recuerda un periodo similar al actual. El Ibex 35, el principal indicador bursátil español, ha vivido su peor primer semestre en 135 años de historia. "Los últimos meses se han vivido con mucho más estrés", relata Sancho. El volumen de negociación de la Bolsa ha caído un 18,7% en los primeros siete meses del año, pero eso no significa que la actividad de los intermediarios bursátiles haya decaído. "Al contrario, el número de llamadas se ha multiplicado. Los clientes están muy preocupados. Nos piden explicaciones acerca de lo que está ocurriendo pero muchas veces no tenemos respuestas. Eso genera mayor ansiedad en el broker", describe el experto de Riva y García.

Uno de los peores días que recuerda Sancho en su puesto de trabajo fue el pasado 21 de enero. El Ibex perdió en la sesión 1.029 enteros; en total se dejó un 7,54% de su valor en una de las jornadas más negras que se recuerdan en el parqué. "Los teléfonos echaban humo. Los clientes estaban atónitos y nosotros no sabíamos qué pasaba. Días más tarde conocimos que el descalabro se había debido a la venta de futuros por parte de Jerome Kerviel [el broker de Société Genérale que le hizo un agujero al banco francés de más de 4.900 millones de euros por actividades fraudulentas]".

La misma sensación de frustración aseguran tenerla los analistas financieros. Jornadas de trabajo próximas a las 10 horas delante de varias pantallas que escupen datos complejos cada minuto. Sus recomendaciones acerca de dónde invertir tienen un gran impacto, pues serán las que luego sus colegas del departamento comercial trasladen al cliente. Si los consejos fallan, las ventas disminuyen. Son las reglas del capitalismo.

"Los analistas actuamos sobre valores fundamentales para intentar predecir el comportamiento futuro de los activos financieros. En los momentos de crisis la valoración fundamental deja de tener importancia porque la Bolsa se mueve sólo por sentimientos", comenta Rafael Sarandeses, secretario general del Instituto Español de Analistas Financieros. Cuando los mercados son alcistas el cliente resta importancia a los consejos de los analistas; paga sus servicios para que acierten. "En cambio, cuando las cosas se tuercen suelen echar todas las culpas de las pérdidas a su asesor", se queja Sarandeses.

Un factor de presión adicional para los analistas, principalmente para aquellos que trabajan en un banco con diferentes áreas de negocio, es el de los conflictos de intereses. La teoría dice que deben funcionar las conocidas como murallas chinas para que el departamento de análisis conserve su independencia frente al departamento de banca de inversión, que asesora en fusiones y adquisiciones a las grandes empresas. "En momentos de crisis podría darse algún caso en el que ese funcionamiento no fuera del todo correcto. Siempre hay que estar vigilantes", reconoce Sarandeses.

Uno de los sectores más dañados por la crisis es el de la industria de inversión colectiva. El batacazo de la Bolsa, junto con la fuerte competencia de los bancos con su oferta de depósitos, ha hecho que el número de partícipes en fondos de inversión haya caído en España en 1,15 millones de personas desde enero y que los reembolsos netos (salida de dinero) sean en este periodo de 35.328 millones de euros.

"Los clientes están desorientados y a la defensiva", resume Juan Cruz Alonso, socio fundador y responsable del área de gestión de Cygnus Asset Management, compañía especializada en hedge funds o fondos de alto riesgo. "Sería mentira negar que el estrés que vivimos afecta al carácter y a las relaciones personales, pero también es verdad que todo nuestro entorno está acostumbrado a periodos de este tipo de vez en cuando". ¿El peor año de su carrera? "Yo diría que sí. ¡Aunque mi mujer me dijo el otro día que en 15 años nunca recordaba haberme oído admitir que el mercado estuviera fácil!", bromea.

Si algo pone de los nervios a los profesionales de los mercados es la volatilidad. Este indicador, que mide la desviación típica del precio de un activo sobre su tendencia general, se ha disparado en los últimos meses. A las grandes subidas se suceden a las bajadas aún más bruscas. Cada vez es más habitual vivir oscilaciones superiores al 2% entre los mínimos y los máximos intradiarios en la Bolsa. "La volatilidad incrementa el estrés porque obliga a reaccionar más rápido", según el experto de Cygnus. Esta gestora de hedge funds ha impuesto una política de recursos humanos según la cual los miembros del equipo se pueden tomar un descanso cuando lo necesiten, independientemente del periodo de vacaciones. "Es vital, especialmente en mercados como éste, tener la mente lúcida, rápida y fresca. A mayor incertidumbre, más desgaste. Es bueno tomarse uno o dos días de descanso para reponer fuerzas", indica Juan Cruz.

Los profesionales de la inversión señalan que la experiencia es un grado a la hora de enfrentarse a un mercado bajista. No hay dos crisis iguales, pero aquellos que ya han pasado por épocas de turbulencias siempre pueden echar un vistazo al retrovisor y recordar qué hicieron en fases como la actual. En España, el largo periodo de bonanza de la economía (no había una crisis de dimensiones parecidas desde el año 1993) provoca que muchos de los trabajadores del sector financiero afronten ahora su primera gran crisis.

Un ejemplo de virginidad ante las turbulencias económicas se produce en el negocio del capital riesgo, que despegó en España con la llegada del nuevo siglo. Gracias a los bajos tipos de interés, las empresas de private equity multiplicaron por cuatro tanto el dinero captado como el capital invertido entre 2001 y 2007. Durante el primer semestre de 2008, sin embargo, el dinero invertido cayó un 41% debido a las restricciones para acceder a los mercados de crédito.

"La mayor parte de la industria es reciente, muchos profesionales no han pasado por una época difícil. Ahora van a tener que remar con el viento de cara y veremos cómo reaccionan", señala Carlos Lavilla, socio de la firma de capital riesgo Corpfin Capital. Como receta para mantenerse a flote, Lavilla aconseja conservar "la cabeza fría, no dejarse llevar por el corazón". Eso sí, reconoce que en este negocio el bonus por objetivos "mete más presión". "Aquí no hay términos medios, hay que lograr resultados todos los años. La gente se sentirá más temerosa ya que parece inevitable que haya un cierto ajuste", augura. En su andadura en el capital riesgo aún no ha tenido que acometer ningún recorte de plantilla, pero sí tuvo que afrontar despidos en anteriores puestos profesionales. "Se pasa bastante mal", admite Lavilla.

En el mes de agosto se cumple un año desde el estallido de la crisis de las hipotecas basura estadounidenses. Como si de un reguero de fichas de dominó se tratase, el agujero provocado por los préstamos subprime paró el mercado inmobiliario, secó el mercado de crédito en todo el mundo, para terminar afectando más tarde a las Bolsas y a la economía.

El sector financiero ha sido el más afectado. Ha pagado sus excesos con pérdidas millonarias (los números rojos se aproximan ya a los 300.000 millones de euros) y el despido de 100.000 profesionales en todo el mundo. Los trabajadores estadounidenses han sido los más castigados (76.000 despidos), seguidos por los europeos (23.200), según datos de la agencia Bloomberg. Las entidades que más han recortado sus plantillas han sido, por este orden, Citigroup, Bank of America, Bear Stearns, Wachovia, Royal Bank of Scotland, UBS y Lehman Brothers.

La caída de los salarios y el aumento del desempleo, además de generar mayor estrés, están afectando a la vida privada de muchas personas. Los trabajadores del distrito financiero de Londres, por ejemplo, esperan que la crisis crediticia produzca un aumento de los casos de divorcio, ya que las parejas buscarán llegar a un acuerdo antes de que el efecto total de la desaceleración afecte a la cuenta corriente del cónyuge, según un estudio realizado por el despacho de abogados Mishcon de Reya.

"La crisis del crédito muestra el lado más siniestro de la naturaleza humana", explica a la agencia Bloomberg Sandra Davis, abogada de este bufete que llevó entre otros divorcios los del príncipe de Gales y Lady Di, el cantante Mick Jagger y la modelo Jerry Hall, y el del futbolista Thierry Henry y su esposa. "Cuando hay problemas en una relación, el dinero tapa las grietas, pero cuando éste desaparece, las grietas quedan expuestas", señala Davis. Quizás el próximo colectivo en sentir las garras del estrés laboral sea el de los abogados matrimonialistas.

<i>Brokers,</i> analistas o inversores, los profesionales del sector no tienen dudas: la crisis económica está haciendo de este año el peor de toda su carrera.
Brokers, analistas o inversores, los profesionales del sector no tienen dudas: la crisis económica está haciendo de este año el peor de toda su carrera.CORBIS

Las cifras de una crisis

- La Bolsa española ha vivido el peor semestre en 135 años de historia. En lo que va de año ha perdido ya un 23% de su valor.

- Los fondos de inversión han visto marcharse a más de un millón de clientes desde enero. La retirada de dinero (suscripciones netas) por parte de los partícipes supera los 35.000 millones de euros en sólo siete meses.

- En su primer aniversario, la crisis subprime ha generado pérdidas de 300.000 millones de euros en los bancos de todo el mundo.

- El número de despidos en el sector financiero supera ya los 100.000 trabajadores.

- Las entidades se han visto forzadas a captar 227.000 millones de euros para recapitalizar sus balances, dañados por el impacto de las inversiones en préstamos hipotecarios sin cobrar.

- El 58% de las personas que trabajan en el sector financiero en Londres dice haber visto llorar a alguien como resultado del estrés del trabajo, según un estudio de una línea confidencial que atiende llamadas con intenciones suicidas. En los últimos tres meses, el número de trabajadores de la City londinense que buscó ayuda por depresión aumentó un 47%.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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