Ibarretxe consuma otro desafío a Zapatero buscando un nuevo choque de legitimidades

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, culminó ayer su segundo desafío soberanista, gracias al mismo apoyo que su precedente plan de 2004: el de la izquierda abertzale, que esta vez le cedió un solo voto e intervino incluso en el turno en contra del proyecto.

Ibarretxe se fue del pleno del Parlamento de Vitoria sin desvelar qué hará cuando su consulta sea impugnada por el Gobierno y suspendida por el Tribunal Constitucional. El Ejecutivo socialista optó ayer por dar una respuesta firme, pero sin elevar el tono del enfrentamiento. Primero, la vicepresidenta Fernández de la Vega recalcó que los trámites para recurrir al Constitucional se pondrán en marcha "el mismo día" en que la ley de consulta sea publicada en el Boletín Oficial del País Vasco. Horas después, era el propio presidente Zapatero, directamente instado por Ibarretxe en su discurso a que acepte sus planteamientos, el que respondía al lehendakari que su "idea" -"ni es un plan ni es un proyecto"- no saldrá adelante. Y añadió: "Lo que más divide es no respetar el ordenamiento constitucional y la ley".

La iniciativa, para la que Ibarretxe pidió a la Cámara un trámite que impidiese la presentación de enmiendas, logró en su día el preceptivo dictamen del órgano consultivo vasco sólo gracias al voto de calidad de su presidente, un alto cargo del tripartito, tras votar en contra la mitad de sus propios juristas. Ayer salió adelante con 34 votos a favor, 33 en contra y siete abstenciones. El lehendakari salvó así una derrota que le habría abocado a anticipar las elecciones autonómicas, previstas para la próxima primavera, y quizá incluso a renunciar como candidato de su partido.

También dejó preparado el escenario que desea para esos comicios: el de un nuevo enfrentamiento con el Estado y, en concreto, con Zapatero. Y ello pese a que el anterior choque de legitimidades, el primer plan Ibarretxe, le supuso a su promotor en las urnas una bajada de cuatro puntos, 140.000 votos y cuatro escaños.

Desde la estrategia frentista que quiso trazar ayer, el lehendakari intentará ser aceptado por los electores de la izquierda abertzale como la única solución entre un Gobierno que impone la prohibición de su consulta y una ETA que decepcionó a muchos de ellos con la ruptura de la tregua.

La gravedad de los rostros de buena parte de los cargos institucionales e internos del PNV que asistieron al debate parecía poner de manifiesto su consciencia de lo arriesgado de la apuesta. Entre ellos estaban el presidente del partido, Iñigo Urkullu; el portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, o el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao. Su contención en las expresiones de apoyo al discurso de Ibarretxe ofreció un vivo contraste con una entregada tribuna de invitados, a los que la presidenta del Parlamento tuvo que reconvenir varias veces para que dejaran de aplaudir las intervenciones favorables al proyecto. Hubo también ausencias significativas, y la más relevante de ellas, pero no la única, la del ex lehendakari José Antonio Ardanza.

Ibarretxe defendió su iniciativa con argumentos ya conocidos, y la definió como "un ejercicio de responsabilidad política", frente a la acusación de socialistas y PP de estarse saltando la legalidad y dividiendo en dos a Euskadi, como certificó la propia votación en la Cámara. Zapatero incidió en este hecho: "Es muy difícil que pueda haber una división mayor que una votación 34 a 33".

El lehendakari calificó de "histórico" el día y declaró su "emoción" por defender una consulta "que plasma el derecho a decidir del pueblo vasco". "Derecho a decidir en todos los ámbitos", recalcó. Dejó claro que la consulta no es un punto de llegada, sino "el inicio de un camino" que terminará "con la celebración en 2010 de un referéndum vinculante".

Ibarretxe puso en duda "el talante democrático" de quienes la cuestionan por impugnarla al Constitucional. "¿En qué democracia que se precie se prohíbe consultar a la ciudadanía?". La democracia española está "enferma", sostuvo. Ibarretxe mantuvo el tono en su primera intervención, íntegramente leída, pero no pudo ocultar su nerviosismo mientras escuchaba desde su escaño las críticas de la oposición y también en su réplica, sin papeles. "Dejémonos de vainas", le espetó a la portavoz del PCTV, Nekane Erauskin, "respecto al Constitucional, al otro, al PNV y a no sé quién y a no sé cuántos. Aquí hemos venido a hablar claro, vosotros también". El motivo de su enfado era que Erauskin anunciase su voto no como un apoyo a la consulta, sino como un reto a la determinación de Ibarretxe cuando se suspenda. Visiblemente nervioso, escuchó también al que será su principal rival electoral, un pausado e institucional Patxi López, líder del PSE, quien le acusó de "terminar con el proyecto compartido que es Euskadi".