Francia quiere encabezar el conflicto pesquero, que adquiere carácter europeo
El Gobierno francés se ha puesto a la cabeza del conflicto pesquero, una vez que sus pescadores ya estallaron en sus protestas. Ayer mismo, los principales puertos galos permanecieron bloqueados, y los pescadores impidieron incluso las descargas de petróleo en importantes refinerías. El problema de los marineros y armadores franceses es exactamente el mismo que el de los españoles, portugueses e italianos: el gasóleo les cuesta 0,75 euros por litro y el pescado lo venden a 2,5 euros por kilo. Los armadores de estos cuatro países se reunieron esta semana en París para concertar una protesta europea y hoy se entrevistan con el comisario de Pesca, Joe Borg, para buscar la rentabilidad de la pesca europea.
El resto de los países pesqueros europeos, especialmente Dinamarca, Polonia y Holanda, tienen problemas de rentabilidad similares, si bien su producción pesquera se dedica más al consumo animal (harinas y piensos) que al humano, como sucede a los cuatro países del sur de Europa.
El presidente de la patronal europea Europêche, el danés Niels Wichmann, explicó a este periódico que el problema danés es idéntico al español. "Es sencillo de entender", dice Wichmann, "si en un coche el gasóleo ha subido de 1 a 1,25 euros por litros, pues ha subido un 25% y es alarmante; pero en los barcos el precio ha pasado de 0,18 euros a 0,75 euros y esto es un 320%".
El presidente de Europêche afirma que lo más lógico es que pudiera subir el precio del pescado en primera venta para que las empresas no tuvieran que pedir subvenciones a sus países y a Bruselas. "Pero es que eso tarda mucho tiempo, porque el sistema europeo establece que el precio de lo que nosotros pescamos se fija en las lonjas y nosotros no tenemos ningún tipo de intervención ni presión sobre ese precio". Tras la reunión de París, el ministro de Pesca francés, Michel Barnier, ya prometió a los armadores galos un precio tope de 0,40 euros por litro de gasóleo para barcos. Sin embargo, los pescadores franceses piden un paquete de medidas, como los españoles, que garanticen la viabilidad a medio plazo del sector.
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