Colombia extradita a EE UU a los 14 principales jefes paramilitares
Uribe dice que los 'paras' han incumplido los compromisos del proceso de paz - Bogotá pretende obtener de Washington un tratado de libre comercio
"Nos traicionaron, hijos de...", cuentan que gritó Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, temido jefe paramilitar colombiano, al subir al avión de la DEA -agencia antidroga estadounidense- que lo llevó junto a otros 13 jefes paramilitares más a EE UU. Iba, como todos, esposado y con una cadena al cuello y chaleco antibalas. La extradición simultánea de los jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se produjo en la madrugada de ayer y sorprendió a todos.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, esperó hasta el mediodía para explicar por qué había tomado la decisión: "Los antiguos jefes paramilitares no han cumplido con los compromisos que asumieron en el proceso de paz. Algunos han reincidido en actividades criminales, otros no cooperaban de manera debida con la justicia y todos incumplían con la indemnización a las víctimas", explicó.
Las víctimas temen que queden impunes los delitos de lesa humanidad
Los 14 jefes habían sido reclamados por EE UU por narcotráfico, lavado de dinero y financiación del terrorismo. Washington también argumentaba que algunos líderes paras seguían dirigiendo las redes de tráfico de drogas. Pero Uribe había dejado en suspenso su extradición, que condicionó al cumplimiento de los compromisos que asumieron en el proceso de paz que ambas partes negociaron entre finales de 2002 y mediados de 2006. "El Gobierno debe mantener la facultad de apreciar si una persona beneficiada con la suspensión de envío en extradición ha cumplido o incumplido con las condiciones exigidas", dijo el presidente.
El operativo de extradición empezó a coordinarse entre Bogotá y Washington el viernes pasado. El traslado de los paramilitares desde sus respectivas cárceles hasta el aeropuerto militar de la capital colombiana duró poco más de cuatro horas. Pasadas las cinco de la madrugada ya estaban todos de camino a Estados Unidos en aviones de la DEA.
Fue difícil en las primeras horas adivinar las razones que estaban detrás de la jugada del presidente colombiano. "Uribe es un jugador agresivo", dice el analista político Mauricio Romero. Para éste, los paras ya no hablarán de política en Colombia, sino de narcotráfico en Estados Unidos, y esto le conviene al presidente, principal perjudicado del escándalo de la parapolítica, es decir, las relaciones entre los políticos afines a Uribe con el paramilitarismo.
Detrás de la decisión de Uribe también está la presión de la Casa Blanca, que siempre ha querido ver a los paras en cárceles estadounidenses. Hace pocos días, después de que Colombia extraditara al jefe paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, el embajador de EE UU en Bogotá, William Brownfield, declaró que esta primera entrega era "buena para ambas sociedades; Colombia se libera de una persona dañina y Estados Unidos obtiene justicia".
A nadie escapa que la decisión de Bogotá también busca reforzar a la Administración Bush, que pide al Congreso que apruebe de una vez el tratado de libre comercio con Colombia y, de paso, que refuerce el compromiso con el Plan Colombia (el acuerdo de apoyo militar para combatir el narcotráfico y la guerrilla). Ayer, la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, no pudo ser más directa: "Espero que este gesto de Colombia persuada a los representantes demócratas para aprobar el pacto comercial".
El presidente Uribe explicó ayer que la extradición de los jefes paramilitares no va a frenar el proceso para saber la verdad de sus actos ni la reparación de sus víctimas. Pero destacados juristas, algunos miembros de la Corte Constitucional colombiana, creen que la extradición de los peces gordos de las AUC es el fin de un proceso de desmovilización que ha permitido, entre otras cosas, el hallazgo de más de 1.300 cadáveres en fosas comunes.
Las víctimas, que suman más de 30.000, no están nada contentas. Creen que los extraditados se limitarán a responder por el narcotráfico, y los delitos de lesa humanidad quedarán en el olvido. La extradición de Macaco generó un pulso entre el Gobierno y las víctimas, que trataron de suspender la entrega. Pero en segunda instancia, un tribunal de Bogotá dio vía libre a la extradición.
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