El sector del aceite de girasol teme una caída del 20%

Estupor y preocupación. Sorpresa por la forma como se ha provocado y gestionado la crisis del aceite de girasol contaminado, y temor a que se pueda producir una caída de la demanda. Así está el sector del aceite, desde la producción a los extractores y los envasadores, que teme una caída del 20% en la demanda.

Los envasadores afirman que dar listas de marcas limpias es un error

Los industriales más pesimistas recuerdan los efectos provocados por la crisis del aceite de orujo que llevó al hundimiento de las ventas desde 70.000 a 20.000 toneladas. Nunca más se han vuelto a recuperar. Los más optimistas confían en que la escasa duración de la crisis no tenga efectos tan perjudiciales sobre los mercados. Todos coinciden en calificar como desastrosa la actuación seguida hasta la fecha desde la Agencia de Seguridad Alimentaria, a cuyo frente se hallan las mismas personas que estaban cuando se produjo el problema del orujo.

"Hay que proteger al consumidor y para ello no hay que hacer componendas, pero la actuación del Ministerio de Sanidad ha sido totalmente desproporcionada y muy negativa para el sector", señala José Pont, uno de los propietarios del grupo Borges.

Para SOS (Koipe-Carbonell), líder en el mercado total del aceite con una cuota cercana al 30%, la forma de enfrentarse a la crisis ha sido un desastre. No se acierta a comprender, dicen, la política seguida desde Sanidad.

En este momento, no hay datos sobre el impacto de las actuaciones de la Administración sobre el mercado. Pero todos coinciden en que tendrá un efecto negativo, aunque algunos confían en que no se reproduzca lo ocurrido con el orujo. "Sanidad metió la pata con su primera declaración para la retirada de todos los aceites. Posteriormente acertó rectificando, pero la realidad es que ha dejado excesivos interrogantes injustificados que se pueden traducir en desconfianza hacia el aceite de girasol", señala Álvaro Espuny, propietario del grupo que lleva su nombre.

Para el director de la Asociación de Envasadores de Aceite, Primitivo Fernández, si las primeras actuaciones de Sanidad fueron un atropello, la decisión de publicar listas parciales de los lotes libres de tóxicos ha vuelto a ser otro tremendo error, por lo que supone de dudas sobre la calidad de todos los demás aceites. No se entiende que, existiendo un sistema de trazabilidad en el sector agroalimentario, no se haya actuado con más prudencia.

En el sector del aceite de girasol hay siete grandes grupos extractores refinadores como Sovena, Migasa, Cargill, Bunge, Acesur, SOS o Borges. Sólo algunos, como SOS o Borges, refinan para su propia demanda, mientras el resto vende su producción a un colectivo de unos 100 envasadores.

En medios industriales se tiene casi la certeza de que lo sucedido con el aceite de girasol no se trata de un fraude (mezclar un producto barato para bajar el precio del producto que había duplicado el precio en la última campaña), sino de una contaminación accidental. Además, no puede sorprender que el aceite de girasol proceda de Ucrania, que es el principal proveedor del producto a España con más de 150.000 toneladas al año, por delante de Argentina o Francia.