El humor violento une a Bardem y los Coen en el camino al Oscar
'No es país para viejos' adapta fielmente la novela de Cormac McCarthy
Lo más comentado de No es país para viejos es su final, una conclusión nada convencional para un filme nihilista de suspense y violencia fiel hasta en las comas a la novela del mismo título de Cormac McCarthy. Tanta sorpresa sale, como es usual, a la mente de Joel y Ethan Coen, cuyas ocurrencias les han valido esta vez ocho candidaturas a los oscars. Dos talentos que con sus ideas en imágenes suplen su absoluta falta de gracejo social, son tipos parcos en palabras y huraños a la hora de explicar su trabajo: comparten las tareas de guión, producción y realización. "Ninguno de nosotros ve nada inusual en nuestra relación", descarta Ethan Coen, a sus 50 años el más joven, menudo y más locuaz de los dos. Joel, de 53 años, prosigue: "Nos atraen las mismas cosas y coincidimos en la manera de pensar sobre las posibilidades de una historia cuando empezamos a trabajar en ella y en el enfoque que debemos darle".
"Nos limitamos a mantener el libro abierto hasta romper el lomo"
No es país para viejos es la primera obra de ambos desde el desastroso estreno de Ladykillers. Un parón de tres años al que puso fin la novela de McCarthy sobre el rastro de sangre que deja el botín robado de una operación de narcotráfico en la desolada Tejas. "Fue un libro que [el productor] Scott Rudin había comprado y nos ofreció", explica Joel, quitándole hierro a la elección. "Y nos parecía interesante observar a estos personajes lidiando con estos problemas", añade Ethan. Si Rudin se lleva la gloria por saber escoger el material, McCarthy se lleva el resto del mérito en opinión de estos hermanos de Minneapolis que, dicen, se limitaron a "mantener el libro abierto hasta romper el lomo".
Los Coen ni tan siquiera aceptan su mérito en la elección de un reparto ecléctico y de calidad que encabeza Tommy Lee Jones, el primero de una selección fácil "aunque no automática". Junto a él, y como el epítome de la maldad, escogieron a Javier Bardem para un personaje "que podía haber salido de Marte". Ethan se ríe. "No puedo decir que Javier nos sorprendiera, pero no sabíamos lo que iba a hacer", explica de un trabajo donde el español aportó su propio acento y su flequillo.
El escaso éxito comercial de los Coen nunca les ha detenido en Hollywood: ya poseen el Oscar al mejor guión con Fargo y este año podrían conseguir el de mejor dirección. Si tardaron tres años en regresar con No es país para viejos, ahora quieren recuperar el tiempo perdido y ya han rodado Burn after reading, "una comedia de aquéllas", describe un Ethan misterioso, con George Clooney, Brad Pitt, John Malkovich y Frances McDormand, esposa de Joel. En abril rodarán A serious man, un guión original centrado en una comunidad judía en la América de los sesenta. Ninguna suena como una película taquillera como las de, por ejemplo, su amigo y colaborador en los primeros trabajos, Sam Raimi. "Él sí se ha situado en los niveles más altos de Hollywood", comenta Joel. "Pero hacer dinero con una película es mucho más duro de lo que te puedes imaginar", completa Ethan.
Babelia
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