Los médicos se amparan en el archivo del caso
pruebas.
El juez que lleva el caso de Laura Raya lo ha archivado de forma provisional a la espera de que la familia aporte nuevas pruebas. Ni el magistrado ni el forense consideraron oportuno practicarle la autopsia y a eso se acogen los médicos para explicar que el trágico final de Laura fue una desgracia que ocurre a veces cuando un paciente se somete a una operación de riesgo. "¿Por qué se sigue indagando si ni el juez ni el forense lo han creído pertinente?", se preguntaban fuentes de la Policlínica Londres, que ha asumido la defensa pública tanto del doctor Vicente Dolç como de la clínica CIMA, donde fue operada Laura. El rey Juan Carlos acude desde hace años a este centro sanitario para someterse a una revisión anual.
Laura fue hace meses a la Policlínica Londres para solucinar su problema de obesidad, acompañada de una amiga que conocía ese hospital porque se había tratado en él otro tipo de patología. Los médicos le abrieron una ficha, pero descartaron tratarla porque, según la clínica, su obesidad era extrema, de grado 4, y requería la implantación de una banda gástrica, algo que no realiza la clínica. Por ello, se encargó la operación al doctor Dolç, de Valencia, quien solicitó el historial médico de la joven a la clínica de origen. "El doctor Dolç lleva más de 3.000 operaciones de este tipo y valoró que la de Laura podía realizarse", señaló el portavoz. Dolç no había practicado operación alguna en la Policlínica Londres y por eso programó la cita en la clínica CIMA, donde sí estaba acreditado. Acompañado de dos médicos de su equipo, Dolç intervino a Laura el viernes. El resto del personal del quirófano pertenecía a CIMA. La joven no superó la operación.
La familia de Laura sostiene que la obesidad de la chica era de grado 3, de tipo mórbido. La misma interpretación hacen en el Departamento de Salud de la Generalitat, que ha citado a Dolç, que estaba ayer en Barcelona. Los médicos creen que Laura sufría un sobrepeso que derivaba en lógicos problemas circulatorios y de movilidad, y que cualquier paciente corre un riesgo en ese caso. Fuentes de la Políclínica Londres recuerdan que ella firmó un documento asumiendo ese riesgo. Seguro que nunca imaginó que sería fatal.
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