Una caja de juguetes
Nace en Bangkok, cerca de una jungla a la que ama y que retrata con profunda belleza y misterio. Es budista y dice creer en fantasmas. A destacar, Mysterious object at moon (2002), Blissfully yours (2002), Tropical malady (2004) y Syndromes and a century (2007).
Sus películas encadenan fragmentos de tiempos muertos de la vida cotidiana, expuestos sin aparente continuidad y sin intentar rellenar esos vacíos. Su modelo viene de la infancia, donde la vida no era más que un tiempo muerto, donde el mundo aún no estaba saturado por nuestros asuntos y era una caja de juguetes de la que podíamos sacarlo todo. Y eso es lo que hace con su cine, sorprender nuestros hábitos de cinéfilos adultos y ofrecernos un juego insaciable de un arte capaz de todos los híbridos, para ver qué produce su mezcla: monta sonido e imagen sin corresponderse, garabatea dibujos sobre el fotograma, pone subtítulos que explican los signos visuales y que abren nuevas dimensiones a la narración. En Tropical malady llega a partir la película en dos poniendo un nuevo genérico en el que incluye de nuevo el nombre de los actores y un nuevo título: La vía del espíritu.
El espíritu. Ése es el otro punto remarcable de su obra, que irrumpe en sus narraciones sea por vía onírica o esotérica. Sus personajes de carne y hueso se descarnan y se convierten en aparecidos, fantasmas, o almas que cambian de un cuerpo a otro. Almas migratorias que incluso desean los cuerpos que habitan los otros.
Apichatpong Weerasethakul (Bangkok, 1960), niño mimado de la crítica y destructor de las estructuras narrativas, ganó el Premio del Jurado en Cannes con Tropical malady. Agustì Villaronga (Mallorca, 1953) obtuvo el Goya al mejor guión de El niño de la luna (1989), y ha dirigido, entre otras, Tras el cristal (1987), 99.9 (1997), El mar (2000) y Aro Tolbhukin. En la mente del asesino (2002).
Babelia
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