Picasso y Portinari: el 'día después' de un robo de película
La policía cree que funcionarios del museo de São Paulo están implicados
A la tercera va la vencida, al menos eso es lo que debieron de pensar los ladrones que el jueves se llevaron dos de las mejores obras del Museo de Arte de São Paulo: Retrato de Suzanne, de Pablo Picasso, y O lavrador de café, del pintor brasileño Cándido Portinari, valorados en unos 50 millones de euros. El museo no poseía un sistema de alarma en condiciones y los cuatro guardias que se encontraban custodiando la pinacoteca estaban desarmados. La policía sospecha que los ladrones contaron con la complicidad de algunos empleados del museo. Las obras no estaban aseguradas, según responsables del centro.
El robo se produjo en tan sólo tres minutos. Los ladrones entraron en el Museo de Arte de São Paulo -que posee la colección más importante de América Latina- antes del amanecer del jueves y usaron un gato hidráulico para abrir la puerta principal y una barra para romper una puerta de cristal. "Fue como una película", según dijo el gobernador del Estado de São Paulo, Jose Serra.
El museo no posee un sistema de alarma en condiciones ni sensores para evitar sustracciones. No es ésa la única carencia para evitar el paso de los amigos de lo ajeno. Las cámaras de seguridad que hay en las distintas salas de la pinacoteca capturaron parte del robo, pero como no tienen capacidad infrarroja, las imágenes son oscuras y no se distinguen con nitidez los rostros de los ladrones.
El presidente del Museo de Arte de São Paulo (MASP), Julio Neves, cree que algunos funcionarios del centro trabajaron en colaboración con los ladrones. Ayer, la policía tomó declaración a 40 de los empleados del centro para tratar de esclarecer si hubo o no dejación de funciones por parte de los agentes que estaban en ese momento trabajando y si alguno de ellos facilitó información a los ladrones de los cuadros. El robo, según los policías encargados de la investigación, es "obra de profesionales y fue realizado por encargo". En los dos últimos meses el museo ha sido objeto de otros dos intentos de robo: el primero fue el 28 de octubre pasado, el segundo el lunes pasado.
La policía encontró en las inmediaciones del lugar, en el que se encontraban colgadas las obras, dos marcos y un auricular. Este último objeto es, según la policía, el indicio que demuestra que los ladrones estaban conectados con alguien que se hallaba en el interior del museo y que sabía dónde estaban las piezas.
La Interpol ha alertado a las fronteras de 186 países para evitar que las famosas obras de arte salgan del país. La hipótesis del robo por encargo la defendió ayer Ricardo Chilelli, representante en Brasil de la empresa estadounidense First Security and Inteligence Advising. Según él, estas obras tan importantes y conocidas no son vendidas en el mercado. En ese caso suelen ser robadas obras menos importantes, no catalogadas, para no llamar la atención.
El robo del MASP ha vuelto a desencadenar en el mundo de la cultura y en la opinión pública brasileña un arduo debate por la precariedad de los grandes museos del país. Se destinan pocos fondos para vigilar el patrimonio artístico y las instituciones del Estado que poseen las obras están comidas por las deudas. Una polémica que no es nueva: en 2005, en el Museo da Chácara de Río de Janeiro cuatro hombres armados amenazaron a los guardas y turistas que se encontraban en la pinacoteca y se llevaron telas de Salvador Dalí, Pablo Picasso, Claude Monet y Henri Matisse, obras de las que nunca se ha vuelto a saber. Lo único que se encontraron fueron los marcos quemados en una favela de Río.
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