Los directores del cine español reivindican su pedigrí
El sector rechaza que cineastas extracomunitarios firmen películas nacionales
¿Importa de dónde es un director para la nacionalidad de una película? Importa, y mucho, si en juego están los dineros públicos y la lucha ideológica. Mañana, el Pleno del Congreso de los Diputados finalizará el trámite parlamentario de la Ley del Cine. Ha sido un proceso lleno de sobresaltos, enfrentamientos, avances, retrocesos y pactos que aún no han terminado de cuadrar. La votación se prevé rápida: el texto salió del Congreso ratificado mayoritariamente, y en el Senado obtuvo 247 votos a favor y ninguno en contra. Pero aún queda un último escollo, surgido en una enmienda aprobada con los votos de Convergencia i Unió y el Partido Popular.
"Así desaparece el espíritu de excepción cultural", asegura Jaime Rosales
Hasta ahora para que una película obtuviera la nacionalidad española, y de esta manera accediera a las ayudas públicas, el director debía de ser necesariamente español, excepto en el caso de las coproducciones (como los últimos trabajos del británico Ken Loach), reguladas de forma diferente. Con la enmienda incluida en el Senado el pasado lunes 10 esta obligatoriedad desaparece. Sólo se exige que el 75% del personal creativo restante -guionista, compositor y director de fotografía- del filme sea español.
Ese cambio ha soliviantado a los realizadores españoles. Jaime Rosales, candidato este año a los Goya con La soledad, define la enmienda como "sibilina". "Así desaparece el espíritu de protección de la ley desde el punto de vista cultural. De repente, priorizamos el aspecto industrial. Todo largometraje rodado en España será español". Rosales es uno de los más de sesenta firmantes, por ahora, del manifiesto Cineastas contra la enmienda, que se hizo público ayer. Con él los directores reclaman la vuelta al articulado original. En el texto añaden: "No estamos en contra de que vengan a rodar a nuestro país realizadores, productores y técnicos extranjeros. Creemos en la coproducción y la celebramos; pero no entendemos que una película dirigida por un director extracomunitario (por ejemplo, estadounidense) pueda ser considerada española al cien por cien, siendo el director el máximo responsable y garante de una película".
Entre los firmantes del manifiesto aparecen Vicente Aranda, Felipe Vega, Félix Viscarret, Montxo Armendáriz, Álex de la Iglesia, Miguel Albaladejo, Javier Rebollo, Daniel Sánchez Arévalo o ADIRCE, la Asamblea de Directores de Cine Españoles. "La semana pasada leímos la enmienda y nos empezamos a llamar unos a otros, a enviarnos correos electrónicos, de manera espontánea", cuenta Manuel Martín Cuenca, realizador de Malas temporadas, que estos días finaliza el montaje de su documental Carrillo. "Para lo bueno y para lo malo, el director es el responsable de la película, como en el resto de Europa. Con la enmienda se desvirtúa la ley y nuestras productoras podrían convertirse exclusivamente en empresas de servicios para el realizador extranjero".
Rosales y Martín Cuenca apuntan que hay muy diversas opiniones sobre la ley entre los firmantes. "Cada uno tiene su idea a favor o en contra. Sólo coincidimos en esta lucha", asegura Rosales.
De todas maneras, la enmienda cuenta con escasas posibilidades de prosperar el jueves en el Congreso, porque el PP estudia no dar su voto favorable.
Ya el pasado viernes, en la clausura de las I Jornadas Internacionales sobre el Audiovisual Contemporáneo en Valencia, Fernando Lara, director del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, aseguró que no iba a salir adelante la enmienda y remató: "Alguna televisión quiere invertir el 5% de sus ingresos que deben dedicar a producciones patrias a filmes realizados por estadounidenses".
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