La literatura latinoamericana se asoma al balcón de otro 'boom'
Los nuevos autores se despegan de lo político y recurren a nuevos lenguajes
Los escritores latinoamericanos avanzan por un largo umbral hacia un nuevo momento. Y, en cualquier instante, se toparán con el destello que los terminará de mostrar ante sus propios paisanos y el resto del mundo.
Guadalajara es testigo de ese vigor a punto de ser reconocido, unido por la dispersión de edades y temas. Es lo que opinan agentes literarios, editores y escritores de América y Europa, presentes en la 21ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que termina mañana.
"Lo que los separa es una característica. No es fácil clasificarlos pero eso es bueno porque muestra la gran diversidad de lo que se está escribiendo. Sólo falta un poco más de riesgo por parte de los editores europeos", asegura Nicole Witt, de la agencia literaria alemana Mertin, especializada en autores latinoamericanos, españoles y portugueses.
Narradores que, igual que pertenecen a generaciones distintas, no poseen literaturas necesariamente englobadas en nacionalidades o temas concretos. Los une la diversidad, la preparación cultural, que viajan mucho por el mundo y han pasado de los entornos totalizadores a historias más personales, a micromundos que contienen el universo. Territorios que no siempre están vinculados a la política, a la denuncia o a tratar de descifrar sus regiones, que ha sido una de las características de la literatura latinoamericana.
"No necesitan oponerse a los padres del boom para hacerse notar porque se sienten deudores de todas las tradiciones", según Juan Cerezo de Tusquets.
"Es gente que trabaja con dos tradiciones: la de la propia lengua pero inclinándose hacia otras tradiciones, como en mi caso la anglosajona", cuenta el colombiano Gabriel Vásquez, autor de Historia secreta de Costaguana. "Estamos más allá de las regiones. Somos saqueadores de las tradiciones de todos los lados. Somos muy emigrantes y eso enriquece", dice el mexicano Antonio Ortuño, autor de Recursos humanos.
"Lo que falta es un libro que rompa", asegura Juan González, director general de Contenidos de Alfaguara, con un catálogo lleno de latinoamericanos, aunque no todos se editan en España. "Si en el cine y la música ya se ha dado ese salto, ese destello, ¿por qué en la literatura no termina de cuajar? Eso es lo curioso. Creo que ese nuevo resurgir va a venir más allá del mito de la lengua común. Los buenos escritores terminan hablando de temas comunes a través del mestizaje creativo".
¿Pero acaso es necesario que cuajen?, se pregunta el chileno Alberto Fuguet. "Estamos en la era de los nichos. La buena literatura hay que buscarla, descubrirla porque las editoriales están más empeñadas en fomentar modas o en popularizar a un autor a través de estrategias que no siempre están avaladas por la excelencia", dice el autor de Las películas de mi vida.
Pero lo cierto es que los pálpitos sentidos en Guadalajara indican que se vive la víspera de la apertura de esos nichos de escritores latinoamericanos.
Babelia
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