Entre voces rescatadas y voces nuevas

La fuerza de la narrativa latinoamericana contemporánea está forjada por narradores de todas las generaciones. Autores que por edad pertenecen al boom pero que no tuvieron mucha resonancia y no fueron bien comprendidos en su momento porque estaban adelantados. Sergio Pitol es uno de ellos. Autor prestigioso pero aún no muy conocido por el gran público ni de Latinoamérica ni de España.

Forma parte del grupo de autores rescatados junto a otros de generaciones anteriores como el mexicano Elmer Mendoza (reciente ganador del Premio Tusquets de Novela por Quién quiere vivir para siempre), el colombiano Evelio Rosero (que también lo obtuvo el año pasado por Los ejércitos), el mexicano Daniel Sada, el cubano Abilio Esteves. En este grupo estaría el colombiano Andrés Caicedo (1951-1977), quien se suicidó hace 30 años y que según Alberto Fuguet "ha empezado a dejar de ser un secreto. Es nuestro Cesare Pavese pop".

El chileno Roberto Bolaño (1953-2003) aparece como uno de los precursores de este nicho de escritores de calidad. En esa lista de autores camino de cruzar las fronteras de sus propios países y seguir saltando a otros idiomas están el salvadoreño Horacio Castellanos Moya; los mexicanos Jorge Volpi, Cristina Rivera Garza, Mario Bellatin y Daniel Sada; los colombianos Laura Restrepo, Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince y Santiago Gamboa; el peruano Iván Thays, el argentino Alan Pauls y el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa. A los que se unen autores más jóvenes como Daniel Alarcón, Diamela Eltit, Martín Solares y Santiago Roncagliolo, entre otros.