Una ranchera literaria
Más de 300 autores de 38 países estarán representados en la cita
Bajo un sol de agua, la cuna del mariachi se convirtió desde ayer en la capital de la fiesta del libro más importante del mundo en español. Todo empezó antes que otros años porque el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, no se quiso perder la inauguración, lo que obligó a un gran despliegue de seguridad. A su llegada, la gente se arremolinaba por todas partes, en silencio, hasta que unas voces gritaron: "¡Sin salud no hay libros, sin salud no hay libros!". Era la protesta de medio centenar de vecinos que pedían al presidente que no cerrara el Hospitalito de Zapopan. Calderón reanudó el paso e ingresó en el recinto ferial.
Lo primero que vio al fondo fue el color amarillo. El color con el que Colombia, como país invitado, ha decorado su pabellón: cercas y columnas cubiertas de una especie de tejido precolombino en oro. Para entonces, el olor a ese café de los Andes que lo invade todo confirma que es el territorio de Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis. Pero el desembarco de Colombia en la capital de Jalisco quiere mostrar que su creación literaria va mucho más allá de Macondo y de los mares de Maqroll el Gaviero, al presentar un centenar de escritores. También ha traído siete exposiciones, entre las que destacan la de Débora Arango y las 250 piezas del famoso Museo del Oro de Bogotá, y habrá oportunidad de bailar a su ritmo tropical, rumbero y de sonidos mestizos de tradición y modernidad con 31 conciertos, más ciclos de cine y teatro.
Alrededor del territorio amarillo, los otros 38 países que participan con sus más de 300 autores y 300.000 títulos. España presenta 3.500 novedades editoriales. "Guadalajara cada vez es más importante para el mundo del libro en español porque es una ventana que se abre a otras lenguas", afirma Mari Cruz Moreno, directora de Comercio Exterior de la Federación del Gremio de Editores de España. El rumor de las voces encargadas de la inauguración se colaba ayer por los 26.000 metros cuadrados de feria, donde participan 1.600 editoriales y trabajarán cerca de 16.000 profesionales. En los pasillos cuelgan retratos de los autores que han obtenido el premio de la FIL, con frases como la de Olga Orozco, que pregunta: "¿Dónde fue sepultada la semilla de mi pequeño verbo aún sin formular?". Quizá el millón y medio de visitantes que se espera tenga alguna respuesta. Una pequeña avalancha de gente que tratará de cambiar la letra de la famosa ranchera que dice Guadalajara en un llano... por otra que convertirá a Guadalajara en una ranchera literaria.
Babelia
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