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La memoria histórica

"Pensaba que eran nombres de médicos o arquitectos"

La historia de sus calles sorprende a los vecinos del grupo Antonio Rueda, que no ven motivo para cambios

Sara Velert

"Esto era de cuando Franco", constata Pablo Moyano, de 81 años, mientras muestra la placa que rotula el grupo Antonio Rueda, donde a este jubilado le concedieron casa a principios de los setenta. Imagina que los nombres de las calles que le rodean "son de famosos", pero no sabe por qué lo eran. Como tampoco muchos otros vecinos preguntados en esta zona residencial conformada por bloques de distinta altura unidos por pequeñas plazas de tierra, y de pasajes que algunos han llenado de plantas para alegrar un entorno de aspecto algo triste. "Ni idea", contesta Pablo sobre Salvador Cortils, la placa dedicada a un miembro de Falange, comandante de Infantería que tomó "parte activa en la preparación del Movimiento" y fue "asesinado", según el expediente de 1972, en Alcoy. "¡Fíjese!", exclama a su lado una vecina. Ex guardia civil, se retiró de conserje en el instituto Cid Campeador. Ya no echa cuentas "sobre aquello". "No sé si hay que quitar los nombres", añade este jubilado, pendiente de los achaques de su mujer.

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Un barrio dedicado a falangistas

Junto a la placa de Antonio Rueda, con el yugo y las flechas, espera a uno de sus hijos Françoise Plaza, que vive en Sabas Arias, falangista que murió "gloriosamente en el frente del Alto de los Leones" en 1936. "No tenía ni idea, pensaba que eran nombres de médicos o arquitectos", dice esta mujer, que no se empeñaría en quitar el nombre: "Lo importante es aprender del pasado". Pasa raudo un profesor del instituto y señala el yugo y las flechas. "Eso habrá que quitarlo", comenta mientras sube al coche. El centro docente está en la calle de Guillem Despuig, el único extraño en ese entorno. Fue musicólogo en el siglo XV y su nombre sustituyó al de Jordi de Sant Jordi, que a su vez le quitó la placa al teniente Suárez de Lezo, el único del expediente de 1972 que ya no habita el grupo Antonio Rueda.

El músico hace esquina con Francisco Alegre, falangista que asaltó Radio Valencia y fue fusilado en Paterna en 1936. En el instituto no han hablado de la Ley de la Memoria Histórica, pero Jaime Moreno, de 17 años, sabe que "quieren quitar los símbolos". De Alegre no sabía nada, como tampoco Carmen García sabía que Mariano Aristoy, que da nombre a la plaza en la que está el bar Genil, era cordobés, de la Derecha Regional Valenciana y "asesinado por los rojos" en 1936. Era notario y el colegio de Valencia manifestó su "gratitud" al Ayuntamiento en una carta por haberlo honrado con una calle. "Nadie sabe por aquí por qué se llaman así", dice esta mujer. "No hay por qué cambiarlas, es historia. Pero deberíamos conocer quiénes eran", opina José Vicente Soria, de 49 años.

Hay vecinos que sí conocen el origen de estas vías descrito en el expediente. Concha Selva, de 56 años, pasea a su perro junto a la de Casilda Castellví, que perteneció a varios partidos y fue "asesinada" en 1936. "Si partes de que esto se llama grupo Antonio Rueda... Son de la época", comenta. Asunción Lora, de 69 años, no tocaría las placas: "Yo no reniego de nada". Vive en el grupo "desde el principio", y admite que a su familia le dieron el piso "por influencias". "Tenías que pasar por el sindicato. Se los daban a quien querían", afirma. "Estaban fatal". Pisos de renta baja necesitados de "una renovación". La ley dirá si de nuevos nombres.

La estatua de Franco y otros símbolos

Al conjunto monumental del convento de Santo Domingo de Valencia se accede tras pasar el control de la antigua Capitanía General, hoy cuartel general terrestre de alta disponibilidad. Lo dirige un teniente general -actualmente Fernando Sánchez-Lafuente-, que también tiene bajo su mando el cuartel de la OTAN en Bétera. Con lo primero que tropieza el visitante es la gran estatua ecuestre de Francisco Franco. Fue colocada en un patio interior en enero de 1984, meses después de retirarse de la plaza del Ayuntamiento. "La tenemos en depósito, no es nuestra", aclaran en el cuartel. Así es. La estatua es propiedad del Consistorio, que aún no se ha planteado qué hará con ella al aplicar la Ley de la Memoria Histórica ni con la estatua de José Antonio guardada en un depósito. El Ayuntamiento rechazó entregarla a Falange.

Quedan también escudos en varios colegios, y calles como la del General Urrutia, que se sublevó en Zaragoza. El callejero revela paradojas como el hecho de que la avenida del Doctor Peset Aleixandre esté paralela a la del Doctor Marco Merenciano, uno de sus denunciantes en el primer consejo de guerra al que fue sometido el médico, fusilado tras un segundo juicio en Paterna. La plaza de Jesús llevó el nombre de Merenciano hasta que el gobierno local, en 1981, con los socialistas, lo cambió de sitio para eliminar la de General Moscardó, según el libro sobre las calles de Valencia editado por el Ayuntamiento.

La ley también afecta a la Iglesia que, por ejemplo, exhibe en la parroquia de El Carme un retablo en el que aparece junto a reyes y ángeles un Franco vestido de cruzado. Vicent Álvarez no lo quitaría, pues "evidencia la postura de la Iglesia" ante el franquismo y "los jóvenes verán su relación con el alzamiento".

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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