Los enigmas del miliciano
Un documental cuestiona a Capa como autor del icono del fotoperiodismo
Según la versión oficial, Robert Capa fotografió a un miliciano en el momento de su muerte, el 5 de septiembre de 1936. La imagen se convirtió en icono de la Guerra Civil española, los republicanos y el fotoperiodismo. Cuarenta años después se empezó a cuestionar su "autenticidad", cuando un periodista relató que Capa había pedido que se escenificara alguna maniobra debido a la poca actividad real existente en el frente. El soldado fue identificado como Federico Borrell, alias Taino, un alcoyano muerto en el cordobés Cerro Muriano.
La investigación del profesor Hugo Doménech, de la Universidad Jaume I de Castellón, y del periodista Raúl M. Riebenbauer, plasmada en el documental La sombra del iceberg, plantea la posibilidad de que el miliciano no estuviera muerto, de que no fuera Taino e, incluso, de que no fuera Capa quien le fotografió. Y lo hace a través de los testimonios de un forense, un astrofísico, un militar geodesta, expertos en fotografía y estudiosos de Capa y la novia de éste, Gerda Taro. El filme ha ganado el Premio al Mejor Documental Iberoamericano en el Festival de México y concursa en los festivales de la Mostra de València y Roma.
No hay conclusiones en esta película. Sí existe, en cambio, una clara mirada crítica sobre la fotografía, una imagen "secuestrada y blindada", según los investigadores. El recelo con que el albacea de Capa, Richard Whelan -fallecido hace poco-, ha guardado la leyenda del fotoperiodista ha impedido que cineastas interesados en su trabajo hayan podido utilizar sus obras. Han llegado incluso a ser "amenazados" con demandas.
Sobre la mesa queda el análisis de un forense, que no encuentra "una explicación razonable sobre la causa de la muerte". También se recupera el texto de un combatiente alcoyano que en 1937 relató en una revista local la muerte de Taino "parapetado tras un árbol". En la imagen de Capa no aparece. Y aún hay más. El filme recoge las declaraciones de un astrofísico que sostiene que la imagen fue tomada a las nueve de la mañana, cuando las crónicas hablan de la una de la tarde.
Capa viajó a España con su novia, también fotógrafa, con quien compartía los envíos de carretes a Francia sin distinguirlos. Pero la primera publicación de la imagen en la revista Vu llevaba el nombre de Capa. En aquel número aparecieron dos fotos, tomadas en el mismo sitio, de dos milicianos muertos. La segunda ha "desaparecido".
La revisión de la tira de negativos o de la serie de fotografías atajaría las dudas. Pero nadie tiene acceso a ellos. El hermano del fotógrafo, Cornell Capa, es ya un anciano, y su hija será quien se quede con la llave para desvelar los enigmas de la más famosa imagen de un miliciano.
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