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Una nueva norma obligará a los constructores a elevar el aislamiento de la vivienda contra el ruido

J. A. Aunión

Los tacones de los zapatos de la vecina de arriba cuando sale hacia el trabajo, muy temprano, por la mañana. La televisión del vecino de al lado encendida hasta la madrugada... Los ruidos cotidianos que pueden llegar incluso a causar enfermedades se pueden también reducir si las casas se construyen siguiendo unos criterios de aislamiento acústico. Más de un año y medio después de que se aprobara el Código Técnico de la Edificación, el Gobierno completó ayer su desarrollo al aprobar la normativa que aumenta el aislamiento acústico obligatorio de las casas de nueva construcción. Por ejemplo, los techos y paredes han de aislar del ruido aéreo (música, voces) un mínimo de 50 decibelios, antes era de 45.

Para dormir bien, una persona no puede soportar más de 30 decibelios, explica Antonio Moreno, experto del Instituto de Acústica del CSIC. Y, por ejemplo, un ronquido causa hasta 75 decibelios, y una televisión, para escucharla normalmente, emite unos 65. También establece la normativa un límite de reverberación -el tiempo que el sonido se mantiene en el aire- de 0,9 segundos como máximo en espacios de menor protección, como restaurantes, y a 0,5 segundos en otros de mayor protección como en los colegios, asegura Moreno.

El sector de la construcción tendrá un año para adaptarse a una norma que, según las previsiones del Ministerio de Vivienda, les encarecerá los costes entre un 0,33% y un 0.75%. Ahora, asegura Moreno, la clave estará en cómo las comunidades autónomas llevan a cabo el control de que todo esto se cumple. En todo caso, "cualquier persona que compre una casa nueva tendrá derecho verificar si se cumplen los límites y, si no, exigir que lo arreglen", añade.

Límites por zonas

El Consejo de Ministros también completó ayer el desarrollo de la Ley del Ruido, aquella que, aprobada en 2003, no termina de cuajar. Los mapas del ruido de 16 grandes ciudades que tenía que estar listo el pasado mes de septiembre aún no ha llegado. El decreto aprobado ayer establece los valores límite de ruido que pueden sufrir las personas en cada zona (residencial, industrial, sanitario) y según el momento del día (mañana, tarde y noche). Para las zonas ya urbanizadas, los valores son mucho más altos que para las de nueva construcción, aunque el ministerio asegura que su objetivo es ir mejorando la calidad acústica. Estos límites se tendrán en cuenta a la hora de proyectar las nuevas infraestructuras. No hay un plazo para completar los mapas de ruido, pero, una vez hechos, el decreto da un año para poner en marcha planes de acción para cumplir los objetivos de límites de ruido.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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