Regreso al histórico teatro Victoria Eugenia

Si hay una imagen emblemática del Festival de Cine de San Sebastián es la de las estrellas invitadas cruzando la alfombra roja que durante años unió el hotel María Cristina y el teatro Victoria Eugenia, donde el certamen echó a andar allá por septiembre de 1953. Ese cordón umbilical quedó roto hace siete años, cuando el histórico edificio del Victoria Eugenia, inaugurado en 1912, cerró sus puertas para someterse a una profunda remodelación. Aunque, en realidad, la sede principal de esta cita cinematográfica se había trasladado ya en 1999 al centro Kursaal, al otro lado del río Urumea, donde el paseíllo de las celebridades no ha logrado ser tan brillante.

El Victoria Eugenia reabrió el pasado mes de marzo tras un largo y polémico periodo de obras, que incluye la paralización por un tiempo de los trabajos. El pase de las personalidades del celuloide no volverá allí. La sede principal se mantendrá en los cubos diseñados por el arquitecto navarro Rafael Moneo porque su capacidad es mayor. Pero el Zinemaldia ha recuperado el histórico teatro para algunos de sus pases.

"Durante siete años ha sido una especie de agujero en el eje lógico del festival. Ahora, ese hoyo ha quedado relleno y nos permite recuperar un teatro que ha sido un símbolo del festival a lo largo de casi 50 años", constata el director del certamen, Mikel Olaciregui. Así que el teatro Victoria Eugenia acogerá el tercer pase de las películas de la sección oficial, tras el matinal organizado para la prensa y el nocturno de gala, que tienen lugar en el Kursaal.

El rehabilitado edificio sí será el espacio principal donde se proyectarán las perlas de otros festivales, uno de los apartados de la sección Zabaltegi. Una de esas perlas es Fados, la película con la que, tras Flamenco y Tango, Carlos Saura completa su trilogía musical. Terminado el pase del filme, que comenzará mañana a las 18.30, tres grandes figuras del fado ofrecerán un concierto. El programa llega firmado por Mariza, quien acaba de ser nominada a un premio Grammy y ha llenado en los últimos años las más prestigiosas salas del mundo; Camané, galardonado con el Premio Amalia Rodrigues en la categoría de Mejor Cantante Masculino de Fados, y Carlos do Carmo, que a lo largo de más de 40 años de trayectoria artística ha llevado la canción portuguesa por todo el mundo.