Una sopa de 30.000 kilos de pintura
Subido a un andamio de relucientes barrotes, con un mono de trabajo todavía impecable y con un espacio de 1.500 metros cuadrados vacíos a sus espaldas, Miquel Barceló inició ayer la monumental obra de la cúpula de la sala XX de la sede de Naciones Unidas en Ginebra.