La quimera
El visto bueno del regulador británico -la Human Fertilisation and Embryo Authority- a la creación de embriones híbridos de animal y humano ha venido acompañado de un previsible escándalo de interpretaciones torticeras, exageraciones interesadas y acusaciones calumniosas. Según todas estas versiones, las dos mayores instituciones científicas británicas y los principales investigadores biomédicos del país se han vuelto locos, puesto que apoyan unas investigaciones destinadas a la creación de quimeras monstruosas por algún oscuro propósito mal explicitado. La realidad, naturalmente, es muy distinta.
La nueva regulación pretende paliar la -lógica- escasez de óvulos humanos para su uso en la investigación con células madre. Los óvulos de vaca son un material abundante, y su uso puede imprimir un acelerón al desarrollo de las técnicas necesarias para aplicar ese material a la medicina. La quimera -el genoma nuclear humano rodeado por el material extranuclear de la vaca- sólo se desarrollará 14 días, hasta formar una pelota de unas 200 células, y jamás se implantará en ningún útero: no sólo está prohibido, sino que sería una completa pérdida de tiempo.
Las alarmas por haber traspasado una frontera sagrada entre lo humano y lo animal son, como mínimo, inoportunas. Hace muchos años que los anticuerpos monoclonales son una herramienta esencial de la medicina, incluidos varios de los mejores tratamientos contra el cáncer disponibles. Estos anticuerpos no sólo se obtienen de células híbridas de humano y ratón, sino que la parte del ratón proviene de un animal que es una quimera: lleva los genes humanos de histocompatibilidad. Los científicos también disponen ya de un utilísimo modelo del síndrome de Down en ratón. Y también es una quimera, porque lleva un cromosoma 21 humano.
En un reciente sondeo de opinión, la mitad de los británicos se mostraban contrarios a la creación de embriones que son "mayoritariamente humanos con una pequeña cantidad de materiales genéticos animales". Hay resultados que están en la forma de la pregunta, particularmente con un entorno tan ruidoso y mal informado como el aludido. Pero la intención de los científicos con ello no es otra que hacer avanzar la medicina. Deberán explicarlo mejor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.