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Cultura expedienta a los Franco por negarle el acceso al Pazo de Meirás

La familia del dictador recurre en los tribunales el intento de la Xunta de darle uso público

La familia de Francisco Franco, hoy encabezada por su hija, Carmen, se ha cerrado en banda ante el intento de la Xunta de determinar si declara el Pazo de Meirás Bien de Interés Cultural (BIC), lo que impondría un mínimo uso público a la propiedad regalada en 1938 al Caudillo en nombre del "pueblo de A Coruña". Ante la pretensión de la Consellería de Cultura de inspeccionar ayer el interior del castillo para evaluar su valor y su estado, los Franco presentaron un recurso ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y negaron el acceso a los funcionarios.

La respuesta de la Xunta fue inmediata: abrió un expediente sancionador contra los herederos del dictador, que se enfrentan a una multa máxima de 60.000 euros, y pedirá autorización judicial para entrar en la propiedad.

Hace en realidad meses que la familia del Caudillo obstaculiza, con sucesivos aplazamientos, la inspección de los técnicos de la Xunta, un trámite imprescindible para completar el abultado informe documentado que la Dirección Xeral de Patrimonio empezó a recopilar hace más de un año con el fin de decidir si el Pazo de Meirás reúne las condiciones para ser declarado bien de interés cultural. Pero el conflicto se radicalizó en los últimos días. Ante el silencio de Carmen Franco Polo, quien había prometido por escrito permitir la inspección técnica en agosto, la consellería se decidió a actuar y utilizar su potestad legal para imponer una visita a una propiedad que figura en el Inventario del Patrimonio Cultural de Galicia.

El departamento autonómico comunicó la semana pasada por fax a la hija de Franco que enviaría a sus técnicos en la mañana de ayer y que cualquier intento de negar el acceso supondría una infracción leve por obstrucción. Pero al llegar a las puertas de Meirás, el equipo de la consellería, compuesto por una arquitecta, un arqueólogo y una historiadora del arte, se encontró con un abogado de la familia del Caudillo que les impidió entrar y les informó de que la víspera la familia había presentado un contencioso-administrativo contra la Xunta por pretender supervisar el estado de conservación de una propiedad privada.

Frente a estos argumentos, la Administración autonómica blande sus competencias para inspeccionar cualquier bien registrado en el Inventario del Patrimonio Cultural de Galicia, como lo es desde 1991 el singular palacio de tres torres rectangulares y sus jardines, enclavado en el municipio coruñés de Sada. Los técnicos de Cultura sólo pretendían ayer recopilar información sobre el estado y el valor tanto del inmueble como de los bienes que tiene en su interior, así como realizar "un amplio reportaje fotográfico del conjunto". La Xunta recurrirá ahora a un juez para poder entrar en una propiedad, destaca, que al estar inventariada ya está sometida al control de Patrimonio.

Construidas en 1893 por encargo de la escritora Emilia Pardo Bazán para convertirlas en su santuario literario, las también denominadas Torres de Meirás fueron adquiridas en 1938 por un grupo de empresarios adeptos al Caudillo mediante financiación de instituciones públicas, una supuesta "suscripción popular" en la que las autoridades fijaban la cantidad del donativo ecónomico que se debía entregar "de forma voluntaria" así como mediante el descuento obligatorio de un día de sueldo en nóminas de funcionarios y empleados en empresas afines.

La propiedad destinada a ser obsequiada a Franco fue considerablemente ampliada, hasta seis hectáreas, con la expropiación o compra de fincas y casas anexas, sin compensación económica en algunos casos. El Pazo de Meirás y sus jardines, que figuran en el Registro de la Propiedad a nombre de Carmen Polo, la esposa del dictador fallecida en 1988, fueron regalados durante una pomposa ceremonia a Franco, quien la convirtió en su residencia veraniega durante los 36 años que fue jefe de Estado.

Nadie sabe cuál es el estado de conservación de la propiedad, máxime tras el incendio que devastó parte del pazo en 1978. Tampoco se sabe qué bienes alberga. Franco depositó allí innumerables regalos de instituciones públicas así como antigüedades procedentes de toda Galicia a las que tan aficionada era su esposa. La declaración de BIC por parte de la Xunta obligaría a abrirlo al público cuatro días al mes.

La Academia pudo entrar

Parte de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán, que llegó a reunir más de 17.000 volúmenes, permanece en La Quimera, la única de las tres torres del castillo de Meirás que mira hacia Sada y concebida por la autora de Los pazos de Ulloa como su refugio literario. La Real Academia Galega, en posesión de la mitad de esos libros, consiguió hace seis años que Carmen Franco permitiese a una delegación entrar en Meirás para ver la biblioteca, instalada tras el incendio que devastó parte del pazo en 1978 en la planta baja de La Quimera. La hija del Caudillo, que actuó de guía durante aquella visita, aceptó abrir su propiedad por la faceta cultural de la delegación.

La RAG estima que aún quedan en Meirás unos 3.000 volúmenes. El fuego no ocasionó "pérdidas importantes" en ese legado, según la secretaria de la institución, Xulia Santiso, quien participó en la visita. Tras el incendio de 1978, la esposa de Franco legó unos 8.000 libros al Ministerio de Cultura, que, entonces dirigido por Pío Cabanillas, los entregó a la RAG.

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