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Crisis en el sistema sanitario

La conflictividad laboral ahoga a Osakidetza

Los sindicatos alertan del progresivo deterioro de la calidad asistencial por la falta de inversiones

La sanidad pública vive inmersa en la convulsión en los dos últimos años. La conflictividad laboral no ha dejado de crecer, hasta el punto de que se ha instalado entre la ciudadanía una sensación de desconfianza hacia un sistema que hasta hace cinco años era considerado puntero en la nación. Aunque globalmente, la satisfacción de los usuarios con los servicios profesionales prestados es alta, el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza pierde prestigio a marchas forzadas. O mejor dicho, a golpe de huelgas, como la del viernes de los médicos, y protestas sindicales, como la de ELA frente a ambulatorios y hospitales.

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Esas movilizaciones han dejado traslucir un problema de fondo más allá de las puras reivindicaciones sindicales. La demanda creciente de servicios sanitarios por parte de una población cada vez más envejecida y, por lo tanto, con más patologías, y la sobrecarga de la plantilla ha desembocado en una situación que los sindicatos califican de límite. Incluso los médicos, habitualmente un colectivo más comedido en sus protestas, se han hechado decididamente a la calle. El diagnóstico es común en todas las centrales: el Gobierno vasco no está invirtiendo lo suficiente de acuerdo con el crecimiento económico del país y la calidad asistencial que prestan los profesionales se está deteriorando. "No se han hecho los deberes y ahora es necesario invertir mucho dinero para seguir ofreciendo un servicio de calidad y no recortar las prestaciones", advierte el secretario general del Sindicato Médico de Euskadi, Kepa Urigoitia.

El SME ha protagonizado la huelga del viernes, que aunque no paralizó la actividad en Osakidetza si supuso un importante toque de atención para sus responsables debido al alto seguimiento que tuvo el paro en la Atención Primaria y en el territorio de Guipúzcoa. Para el 22 de junio se anuncia otro paro. En este caso convocado por la Federación de Facultativos de Hospitales de Euskadi, que proclaman el "hundimiento" del sistema por la "incapacidad" gestora de sus dirigentes. "Nos encontramos a las puertas de una crisis sanitaria muy profunda y preocupante. Se acabó el plus de voluntarismo con el que los profesionales han venido sosteniendo el sistema", resume Mikel Oribe, uno de los portavoces de la Federación.

Desde Osakidetza se reitera la idea de que los trabajadores ganan más que sus homólogos en la mayoría de las comunidades autónomas; que disfrutan de la jornada semanal de 35 horas; que el presupuesto de Osakidetza crece cada año y que el gasto sanitario por persona en Euskadi es de los más altos de España. Pero frente a esos argumentos, los sindicatos esgrimen que el nivel de inversión es insuficiente para sostener el sistema y que sus responsables se han dormido en los laureles.

La próxima semana, los sindicatos del sector, excepto el SME, tienen previsto ultimar la unidad de acción para enfrentarse con más fuerza a la dirección de Osakidetza, que ya ha reabierto la mesa sectorial para ir solventando algunas cuestiones. ELA, (mayoritario en el sector), SATSE (enfermería), LAB, Comisiones Obreras y UGT incluso analizan la posibilidad de convocar una gran huelga conjunta, aunque la proximidad de las vacaciones no invita a ello. El incremento de las plantillas y la instauración de carreras profesionales "dignas" para todos los trabajadores son las principales reivindicaciones.

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