Faustino exhibe su músculo
El grupo bodeguero riojano apuesta por la diversificación tras invertir 25 millones en la Ribera del Duero
Corrían los últimos años de la década de los cincuenta cuando un grupo de sacerdotes austriacos, de visita en Logroño, recibió una invitación para tomar unos vinos en el cercano pueblo de Oyón, en la Rioja Alavesa. Tan encantados quedaron los curas que pidieron a los dueños de la bodega que les enviaran unas botellas del caldo para disfrutarlo a su regreso a Austria. Así, con ese gesto de hospitalidad, comenzó la aventura internacional del Grupo Faustino, convertido hoy en el mayor propietario de viñedos de La Rioja y en el primer exportador de vinos de gran reserva con esa denominación de origen.
La compañía facturó el año pasado 100 millones de euros -la mitad fuera de España- y espera que su cifra de negocio crezca durante el presente ejercicio un 6% en el mercado nacional y un 12% en el exterior. Con 2.000 hectáreas de viñedos propios en cuatro denominaciones de origen -Rioja, Navarra, La Mancha y Ribera del Duero-, sus bodegas albergan 89.000 barricas de vino y cuentan con una capacidad de elaboración de 21 millones de kilos de uva al año. Pero la señal más clara de la potencia del grupo es su stock permanente de 13 millones de botellas de reserva y gran reserva, único en La Rioja y valorado en unos 150 millones. De cada 100 botellas de Rioja de alta gama que se venden fuera de España, 27 corresponden a vinos del grupo.
"Nuestro objetivo es tener un crecimiento ordenado", afirma el nuevo consejero delegado, José Carlos Pla, procedente del BBVA
El grupo tiene 2.000 hectáreas de viñedos en cuatro denominaciones de origen y un 'stock' de 13 millones de botellas de reserva y gran reserva
La compañía con sede en Oyón (Álava) facturó el año pasado 100 millones de euros, la mitad de ellos fuera de España
Faustino es una empresa ciento por ciento familiar en la que hoy trabaja la cuarta generación de la dinastía Martínez. Con el propósito de reorganizar sus operaciones y potenciar nuevas líneas de negocio, el grupo ha fichado como consejero delegado a José Carlos Pla, un ejecutivo con 32 años de experiencia en el BBVA. En una conversación mantenida en la sede corporativa del grupo, ubicada a escasos metros de la línea que separa el País Vasco de la comunidad autónoma de La Rioja, Pla asegura que no pretende dar un giro drástico a la gestión de la empresa, sino reforzar sus señas de identidad tradicionales -entre las que cita la calidad y el cuidado del mercado internacional-, así como poner a pleno rendimiento los nuevos proyectos en que el grupo se haya embarcado. Uno de ellos destaca sobre los demás: la construcción de una nueva bodega en la Ribera del Duero, obra del arquitecto británico Norman Foster, en la que el grupo va a invertir 25 millones de euros.
"Nuestro objetivo es tener un crecimiento ordenado", explica Pla. "Estamos adoptando técnicas de gestión avanzadas y contratando a nuevos profesionales que se sumarán a los miembros de la familia fundadora", subraya. En un mercado tan competitivo como el del vino, opina el consejero delegado, "el futuro va a ser de empresas como la nuestra, que tienen marca, músculo y distribución". Entre otras ventajas competitivas de la empresa, Pla destaca el alto porcentaje de producción procedente de viñas propias, el enorme stock de botellas, la cuantiosa inversión en I+D+I y la red que Faustino ha tejido durante décadas, con 252 socios nacionales y 153 internacionales.
Fundada en 1861 por Eleuterio Martínez Arzok, la primera bodega de lo que hoy es el Grupo Faustino vendía sólo vino a granel. Fue Faustino Martínez Pérez de Albéniz, hijo del fundador, el primero en comercializar el producto en botellas. Su hijo Julio Faustino Martínez Martínez, que a sus 72 años sigue ejerciendo la presidencia del grupo, se hizo cargo de la bodega hace casi medio siglo y fue el gran impulsor de su internacionalización y de su expansión hacia otras denominaciones de origen. Cuatro de sus cinco hijos, la cuarta generación de los Martínez, trabajan actualmente en las distintas bodegas del grupo.
Especializado en vinos de alto valor añadido, como reservas y grandes reservas, el Grupo Faustino gestiona seis bodegas. En Oyón elabora desde 1960 su producto emblema, el Faustino I gran reserva -célebre por su etiqueta amarilla con la imagen de un comerciante holandés del siglo XVII-, así como el Faustino V reserva y el Faustino VII crianza. En 1990 se inauguraron las bodegas Campillo en la cercana localidad de Laguardia, donde se producen los vinos del mismo nombre. Las bodegas Marqués de Vitoria -adquiridas a un grupo de cooperativistas de Oyón- se sumaron al grupo pocos años después.
En las bodegas Valcarlos, en Navarra, junto al Camino de Santiago, se embotellan desde principios de esta década dos marcas: Fortius y Marqués de Valcarlos. Más al sur, en La Mancha, la compañía compró en 1999 más de 500 hectáreas para fundar las bodegas Leganza y lanzó su marca Condesa de Leganza. El grupo dio un paso más en su diversificación geográfica con la compra de tierras en los términos municipales de Villanueva de Gumiel, Gumiel de Izán y Roa, en la provincia de Burgos, donde plantó viñas y desde hace cuatro años produce su marca Portia, una de las apuestas más fuertes con vistas al futuro.
Otra idea del equipo directivo del Grupo Faustino, explica su consejero delegado, es potenciar nuevas fuentes de ingresos como el enoturismo o la organización de reuniones de empresa en las bodegas del grupo. Pla vaticina que en un plazo de dos o tres años la compañía efectuará el 10% de sus ventas por internet. Atraer al público más joven al mundo del vino mediante catas, fiestas temáticas y la producción de vinos ecológicos es otro de sus objetivos. En palabras del director general de la compañía, José Luis Fernández de Jubera, se trata de animar a los jóvenes a incorporar el vino a su dieta mediterránea, a beberlo con moderación y a revivir las costumbres de sus antepasados.
Faustino vende vino en 79 países y el 72% de sus exportaciones van dirigidas a la Unión Europea. Su mercado exterior más importante es el Reino Unido, seguido de Suiza, Irlanda y los países escandinavos. Pla señala que la compañía considera a Estados Unidos un mercado estratégico de enorme potencial y que ha comenzado a estudiar acuerdos de asociación con empresas de China y Japón.
Puesta de largo de la mano de Norman Foster
La presentación del proyecto de Norman Foster para las bodegas del Grupo Faustino en la Ribera del Duero, prevista para el próximo jueves en el Casino de Madrid, servirá también para dar a conocer al gran público un grupo empresarial que no se ha destacado por su transparencia ante los medios de comunicación. La construcción de las instalaciones ha comenzado ya en la localidad burgalesa de Gumiel de Izán, a la altura del kilómetro 175 de la carretera A-I, y la inauguración está prevista en abril de 2008.
Miembros del equipo del arquitecto inglés han visitado varias veces en los dos últimos años las viñas y las bodegas del grupo para familiarizarse con el proceso de elaboración del vino, desde la cepa a la copa. "Creemos que Foster ha sabido entender muy bien el proyecto y se ha impregnado del mundo del vino", señala el consejero delegado de la compañía, José Carlos Pla. Además de potenciar la imagen de la marca Portia y del Grupo Faustino, Pla cree que la nueva bodega, a mitad de camino entre Madrid y Bilbao, servirá para potenciar los planes del grupo en el terreno del turismo del vino.
Además de las instalaciones tradicionales de una bodega, el edificio contará con un restaurante y un auditorio para albergar reuniones de empresa y recibir visitas de aficionados al vino de toda España. "La apertura de las bodegas al público está comenzando a desarrollarse en España", afirma Pla, "y es un mercado con mucho futuro".
El Grupo Faustino se suma así a la moda de las bodegas construidas por grandes firmas como Frank O. Gehry (Marqués de Riscal), Santiago Calatrava (Bodegas y Bebidas) y Rafael Moneo (bodegas Chivite).
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