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La ventanilla de los dependientes

1.500 personas han acudido en dos días a recoger los impresos en Asturias

"La tía de mi marido no tiene vida desde hace años. Se dedica 24 horas seguidas a cuidar a su madre, de 92 años, y que padece de todo: demencia senil, diabetes, colesterol, artrosis, problemas coronarios... He venido yo a recoger el impreso para solicitar la ayuda a grandes dependientes porque ella no puede ni moverse de casa". Así hablaba el pasado martes, a la puerta del centro social de El Cristo-Buenavista, en la zona alta de Oviedo, Alaia Calderón, una bilbaína casada con un ovetense y madre de un niño de cinco años. Ella es una de las muchísimas personas que, desde el lunes por la mañana, han acudido a los centros sociales de los 78 ayuntamientos de Asturias para asesorarse, recabar información y recoger los impresos con los que podrán reclamar las prestaciones previstas en la Ley de la Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia.

"Mi marido tiene paralizado medio cuerpo, y mi madre, alzheimer", cuenta una mujer

"Estamos desbordados", se excusó la administrativa del centro de El Cristo, "no para de llegar gente y de sonar el teléfono. Es exagerado". En otros centros de Asturias, una de las primeras regiones en abrir ya el plazo de solicitud, ocurría lo mismo. "Yo fui primero a la consejería, pensando que era allí donde debía recoger los impresos oficiales, y les estaban sonando todos los teléfonos a la vez por las llamadas de ciudadanos pidiendo información. Allí me dijeron que tenía que venir a un centro social", explica Alaia.

El departamento de Servicios Sociales de Gijón recibió el lunes más de 400 peticiones de información; una cifra similar los de Oviedo y Avilés; en el valle del Nalón, un centenar; en el del Caudal, decenas de solicitudes. En toda Asturias, donde viven 6.000 grandes dependientes, se acercaron a recoger los impresos más de 1.500 personas ya en los primeros días, entre el lunes y el martes pasado, según la consejera de Vivienda y Bienestar Social, Laura González, de IU.

Algunas familias no afrontan un problema, sino dos. Como Francisca Rejas Casco, una extremeña que reside en Oviedo desde 1968 tras contraer matrimonio con un asturiano al que conoció en Barcelona. "Mi marido, que sufrió un derrame cerebral en diciembre de 2003, tiene paralizada la parte izquierda del cuerpo, y mi madre tiene alzheimer. No tengo ninguna ayuda, salvo una señora a la que pago para que venga a casa cuatro veces al día y mi hija, que viene desde La Felguera para echarme una mano con mi madre". Ahora, con la tramitación que ya ha echado a andar en Asturias, empiezan a ver la luz al final del túnel: "Quienes vivimos pendientes las 24 horas de una persona enferma podremos, por fin, aspirar a alguna ayuda y poder contar con la colaboración de alguna persona que nos permita, al fin, poder tomarnos algún descanso", declara Francisca Rejas.

José Andrés Álvarez González, ovetense de 75 años, cuida con su esposa de un hijo de 44 años con discapacidad intelectual y una minusvalía del 81%. "Yo cobro por tener un hijo a mi cargo y he venido a preguntar si tengo derecho a la ayuda que ahora concederá la nueva ley. Me llevo el impreso para cubrirlo y pasar luego por el tribunal de valoración. De momento, yo y mi esposa aún podemos atender a nuestro hijo, pero tenemos que hacérselo todo".

"La ley me parece fabulosa", avanza José Andrés, "pero veo dificultades financieras, aunque, por el bien de todos, espero que funcione bien. Pero un gran dependiente precisa atención las 24 horas del día, y eso exige, en jornadas laborales de ocho horas, tres empleos por enfermo. Si sumamos que hay que dar descansos y vacaciones, estaremos hablando de tres a cuatro empleados por cada gran dependiente".

Las dudas de Alaia Calderón no son financieras, sino de impulso político. "Me parece que la ley está en pañales. El trato que he recibido en la consejería y en el centro social ha sido fenomenal y la información, correcta. Pero aún falta que se precise la cuantía de las ayudas y que se culmine todo el proceso legislativo. Creo que va para largo. La burocracia es lenta. Quizá la proximidad de las elecciones ayude a que se dé pronto el impulso definitivo".

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