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Los consumidores toleran precios elevados cuando compran productos de calidad

La primera feria de la restauración y la industria alimentaria revela la pujanza del sector

Con las cosas de comer no se juega. Se negocia. Y con notable éxito, a la vista del escaparate conjunto de los sectores de la producción y transformación de alimentos, por un lado, y de su elaboración, por otro, que alberga Feria Valencia hasta el próximo domingo bajo la marca Restalimed. La primera feria del sector de la restauración y la industria alimentaria revela la pujanza de un sector que no sufre la amenaza de la deslocalización y que constata cómo a los consumidores no les duele pagar precios elevados cuando se trata de productos de calidad y de comer bien.

Sendos informes sobre los hábitos de consumo de los valencianos arrojan un diagnóstico feliz de los sectores de la restauración y la producción de alimentos de calidad. La progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral tiene una repercusión directa sobre las comidas caseras. En la actualidad, algo más del 22% de los valencianos comen fuera de casa todos los días entre semana. Pero las prospecciones de un informe elaborado para la Confederación Empresarial de Hostelería de la Comunidad Valenciana señala que la mitad de la población valenciana comerá diariamente fuera de casa en torno a 2012. Las cifras se disparan los fines de semana.

Por otro lado, un estudio sobre nuevos hábitos de compra elaborado por la consultora Improven destaca que el aumento de parejas jóvenes sin hijos, jóvenes independientes, familias monoparentales y jubilados en detrimento de la familia tradicional con hijos hace que la primera motivación de los consumidores sea la calidad y que crezca el consumo de alimentos sanos y saludables. En segundo lugar, ganan cuota los productos que resultan fáciles de preparar. Los nuevos consumidores, además, son más propicios a explorar nuevos productos que amplían el abanico del mercado tradicional.

El mismo informe destaca que los clientes aceptan de buen grado las marcas blancas a la hora de comprar lácteos, aceite, conservas, bollería o congelados. Y subraya que los consumidores toleran precios elevados cuando compran productos de calidad. Se venden mejor los alimentos más baratos y los más caros, mientras cae la venta en las gamas de precios intermedias.

La primera edición de Restalimed acoge expositores de productos caros asociados a denominaciones de origen, desde embutidos hasta turrones; de nuevos productos congelados, muy baratos; y de todo tipo de maquinaria y accesorios para la industria de la restauración y la alimentación. Los organizadores de la feria estiman una afluencia superior a los 20.000 visitantes.

150 firmas especializadas exhiben sus productos sobre una superficie de exposición de 12.000 metros cuadrados y en paralelo a las ferias del sector agrícola, Euroagro, y del vino, Vinoélite.

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Vino y cambio climático

Una buena comida requiere un buen vino. El nuevo certamen Vinoélite se presenta como el complemento perfecto para la feria de la alimentación y la hostelería. Un total de 116 bodegas de toda España, Francia, Italia y Alemania compiten por organizar la cata más atractiva. Una selección de fondillones de Salvador Poveda de ocho añadas selectas entre 1930 y 1975 se presentó como cartel estrella.

Entre champagne, blancos del Rin o tintos de varias tonalidades, el centro de atención de la segunda jornada del certamen del vino, que se clausura mañana, fue la conferencia de Pancho Campo, de la Academia del Vino de España, en torno a los efectos del cambio climático sobre el vino. El calentamiento del planeta alterará los componentes aromáticos, hará decrecer la fotosíntesis y la concentración de aminoácidos. Y eso repercutirá en el estilo del vino. El grado alcohólico crecerá mientras que la acidez se reducirá. Algunos vinos cambiarán de tonalidad. En general, los tintos ganarán cuota a los blancos. Aparecerán vinos sobremadurados y con aromas acompotados

Hasta la fecha, la temperatura en las zonas vitivinícolas de calidad ha aumentado una media de dos grados centígrados. Un aumento que ha mejorado algunas cosechas. Pero, a la larga, el alza del calor hará que la uva madure en exceso antes de desarrollar toda la complejidad aromática que requiere un buen caldo.

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