Una enfermedad que viaja por los cables de la oficina
La lipoatrofia semicircular ya suma 165 afectados en Gas Natural en Barcelona
Las pequeñas cavidades que han aparecido en las piernas de un centenar y medio largo de empleados que trabajan en la sede central de Gas Natural en Barcelona son más llamativas que serias, pero de momento han surgido nuevos casos. Hasta ahora se sabía que había 150 empleados afectados, el 90% mujeres. Ayer la empresa y la Generalitat de Cataluña elevaban la cifra a 154 mientras que UGT decía que ha afectado a 165 personas, si se incluye al personal externo contratado para tareas de limpieza.
Para evitar males mayores, Gas Natural ha mandado a casa hasta, al menos el próximo lunes, al millar de personas que trabajan en su sede central de 20 pisos recién inaugurada. Los expertos consultados coinciden en que la dolencia no es grave, ni tan siquiera duele, aunque sí aparatosa por los hoyuelos que puede llegar a hacer en las piernas. La empresa afirma que está tomando todas las medidas para solventar cuanto antes el problema.
Las empleadas padecen más la dolencia porque acumulan más tejido adiposo
La lipoatrofia semicircular, que es el nombre técnico como se conoce esta dolencia, es poco conocida en España. Afecta más a las mujeres porque suelen tener más tejido adiposo en las piernas. Varios técnicos explicaban ayer que la pérdida de tejido adiposo puede deberse a la conjunción de dos factores: la sequedad del ambiente y la acumulación de campos de energía electrostática o eléctrica, según el doctor Joan Olivé, especialista en medicina del trabajo.
"La dolencia no es grave", añadió este doctor. "Es suficiente con dejar de exponerse a los campos electrostáticos para mejorar, aunque a veces se pueden utilizar corticoides", agregó este médico. Otro doctor, Rafael Pedrós, experto en salud laboral, coincidió en que lo que les ha pasado a los empleados de Gas Natural ha sido probablemente que han estado cerca de altas cargas electrostáticas que favorecen un clima seco, "pero no reviste gravedad".
Gas Natural está instalando humidificadores en su sede central para atajar el problema. Bajo las mesas de los empleados pasan metros y metros de cable y por eso también están aumentado las tomas a tierra, dijo un portavoz de la empresa. Entre hoy y mañana la empresa realizará nuevas mediciones para lograr que el lunes el millar de trabajadores vuelvan al trabajo.
La situación de estar forzoso en casa ha provocado un debate entre algunos trabajadores de la empresa. ¿Se debe trabajar desde casa? Un portavoz de la empresa decía ayer que había empleados que se conectaban para realizar algunos trabajos desde su ordenador personal.
UGT afirmaba que no se debe trabajar desde casa, por boca de su representante en la empresa, Luis Porral. "No se hace teletrabajo en esta empresa", recalcaba Porral. Lo mismo señalaba el representante de Comisiones Obreras, Pere Creus. "En principio, sólo deben trabajar los directivos", opinó el representante de CC OO.
La nueva sede de Gas Natural, una torre acristalada de 20 plantas, es uno de los iconos del litoral barcelonés. La zona donde está ahora la flamante sede de la empresa albergó durante más de un siglo la fábrica de gas, que se obtenía primero a partir de la hulla que llegaba por barco desde Reino Unido, y de las naftas después. La sede actual fue proyectada por los arquitectos Benedetta Tagliabue y su difunto marido, Enric Miralles. Tagliabue dijo ayer ser ajena a los problemas surgidos en el edificio y destacó que "probablemente" se deban a los campos electrostáticos de los cableados. Mañana los técnicos de la empresa volverán a visitar el edificio para certificar si la plantilla puede volver al trabajo el lunes y dejar atrás este mal trago.
ROPA CEÑIDA O ELECTRICIDAD
La lipoatrofia semicircular se describió por primera vez en 1974, en Alemania.
Se manifiesta con imperfecciones (hoyuelos) o manchitas en los muslos.
Se cree que es el efecto de tres causas: la electricidad de los sistemas de oficinas, la ropa ajustada y la sequedad del ambiente.
El brote más numeroso afectó a 900 trabajadores de un banco de Bélgica en 1995.
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