Varios testigos contradicen la versión de la mujer que denunció una violación en la convención de Tecnocasa
La denunciante asegura en un comunicado que esos empleados quieren “dañar” su “imagen” y “distorsionar la verdad de lo ocurrido”
Numerosos testigos contradicen, en declaraciones ante la policía, la versión de la mujer que denunció haber sido víctima de una agresión sexual con sumisión química en una fiesta durante una convención de la empresa Tecnocasa, celebrada en Santander el viernes 14 de junio. La Unidad de Apoyo a la Familia y la Mujer de la Policía Nacional (UFAM) de Zaragoza tomó declaración durante el verano a la denunciante, al investigado, a dos extrabajadoras de Tecnocasa, y a otras 16 personas que trabajan o bien directamente para la inmobiliaria o en franquicias. Además, la policía cántabra llamó a declarar a tres trabajadores del hotel donde, según consta en esa denuncia, ocurrieron los hechos. Ese documento, de más de 140 páginas, adelantado por El Mundo y al que también ha tenido acceso EL PAÍS, recoge las transcripciones de las declaraciones, junto a otros archivos como informes toxicológicos y médicos y transcripciones de archivos de vídeo, y ha sido entregado a la jueza de instrucción que lleva el caso en Santander. La mayoría de los testigos afirma que la denunciante dijo haber mantenido relaciones sexuales consentidas con el investigado y dicen que había consumido drogas voluntariamente, al contrario de lo que ella denunció.
Varios testigos afirmaron ante la policía de Zaragoza que ella dijo la noche del sábado, delante de cuatro personas, que el día anterior había tenido relaciones sexuales “con Mr. España” (el investigado ganó ese título en el pasado), y que se refirió a detalles íntimos de la anatomía de la persona ahora investigada. Aseguraron que la mujer iba “jactándose de ello”. También declararon que ella había consumido drogas durante ese fin de semana de forma voluntaria, que ella misma “llevaba cocaína y pastillas”, y que ella envió a uno de los compañeros y entre bromas una foto del primer test de drogas de farmacia que se hizo al llegar el domingo a Zaragoza, en el que se ve positivo en THC, benzodiacepinas y cocaína. Dicha foto figura en una captura de pantalla de una conversación de WhatsApp reproducida en la documentación enviada al juzgado.
Ella declaró ante la policía que esa noche bebió únicamente un “ron-cola”, que no consume habitualmente alcohol, que no consume estupefacientes y que no había consumido esa noche ni voluntaria ni conscientemente ninguna droga. Denunció que tras esa copa no recordaba más de la noche. “Lo siguiente que recuerda es que a las 8.00 del día 15 escuchó la puerta de su habitación cerrarse, una persona desconocida había salido de su habitación. Se percató de que se encontraba desnuda en la cama (algo inusual, ya que ella duerme con pijama), dolor vaginal, marcas en las muñecas como de haber sido sujetada con fuerza y una moradura en el muslo derecho”, se lee en la denuncia policial del pasado junio.
Ante la difusión de las declaraciones de varios testigos, que contradicen su testimonio, ha emitido un comunicado la mañana de este miércoles: “La situación ha sido tergiversada con el objetivo de dañar mi imagen y distorsionar la verdad de lo ocurrido [...] Voy con la verdad por delante, sin miedo y sin vergüenza, porque quien ha sufrido una agresión jamás debería ser silenciada ni sentir culpa alguna. Mi nombre es Elena Comeras Hernández, y no permitiré que se me desacredite ni se manipule la realidad”.
Prueba de drogas
En ese mismo documento hace referencia a la prueba de drogas. “El test que se ha publicado como mío era de mi compañero, que sí que las consumió, al igual que salió positivo en benzodiazepinas y cocaína tras haber bebido él también de mi copa, tal como se declaró el 11 de septiembre en sede judicial”. Y asegura a este periódico que el envío de la imagen y la conversación de WhatsApp que sigue estaba siendo mantenida por su compañero de trabajo y amigo, con el que había ido a la convención —el que fue despedido a la misma vez que ella, el día después de contarle al jefe de su franquicia que había sido víctima de una violación— porque él tenía “la pantalla del teléfono rota” y habló en varias ocasiones con “familiares, amigos y compañeros” a través de su teléfono; algo que también afirma ese amigo.
En los pantallazos incluidos en la documentación policial, sin embargo, no se ve que ese amigo se identificara o que la persona con la que estaba hablando supiera que no era Comeras. Sí aparecen en cuatro ocasiones referencias en femenino en la conversación, dos del interlocutor —que dice “niña” y “mareada”—, y dos desde el móvil de Comeras —cuando alude en una ocasión a estar “rodeada” de personas de confianza y un “mareada”—.
Los relatos sobre el consumo de alcohol y drogas de Comeras aparecen a lo largo de las declaraciones de los trabajadores y trabajadoras de Tecnocasa. Una de ellas dijo a los agentes policiales que quería “hacer constar que Elena, en este y otros eventos, como cenas de empresa o de Navidad, siempre ha sido contemplada como una persona que tuviera problemas con el alcohol y las drogas”; otro afirmó “que la primera vez que interactuó con Elena ese día fue cuando esta se le acercó para preguntarle si conocía de alguien para ‘pillar’ algo de coca para un amigo o acompañarle para ‘pillar”; o que ella había dicho a varios “que llevaba diez gramos de coca para vender ese fin de semana”.
“Cualquier intento de vincularme con el consumo de drogas es un acto de manipulación destinado a desacreditarme”, ha escrito Comeras en el comunicado. Asegura que todo esto es una campaña contra ella que responde a la gravedad de unos hechos en un evento de una empresa tan conocida como Tecnocasa. Su abogada, Vanessa Fernández, explica al teléfono las “inconsistencias en las declaraciones ante la policía y después ante sede judicial el pasado miércoles” sobre estos y otros hechos de testigos “que trabajaban y siguen trabajando para Tecnocasa”. Entre esas contradicciones hay distintas versiones de qué sucedió la noche del sábado, la posterior a los hechos denunciados. Por ejemplo, relaciones sexuales que dos trabajadores de Tecnocasa afirmaron haber tenido con Comeras, aunque las diferentes versiones de lo sucedido difieren de un testimonio a otro.
“Ella puede tener relaciones con una o cinco personas o 100 y eso no elimina ni guarda relación con los hechos denunciados, la agresión sexual”, defiende su abogada sobre las declaraciones de la noche del sábado de esos testigos. Y, sobre el día de los hechos denunciados, a los que varios de esos testigos hacen referencia diciendo que vieron a Comeras y al investigado “bailando juntos en una actitud cariñosa” o que fue ella quien se acercó “de forma sorpresiva, bailándole de forma ‘sexy’, acercándose primero de frente y luego por detrás agachándose, insinuándose a él claramente”, la letrada apunta que “los testigos estaban en el bar y lo que puedan o no decir nada tiene que ver con si hubo o no consentimiento aquella noche después de irse del bar”.
Comeras, en su comunicado, repite que “no sabía quién era el agresor”: “No lo supe hasta que lo reconocí por la calle, lo cual me provocó una crisis de ansiedad que me dejó paralizada y por la que tuve que ser trasladada en ambulancia. Ni siquiera la policía quiso facilitarme el nombre del agresor en su momento, negándome incluso la posibilidad de solicitar medidas cautelares al principio. [...] Cualquier afirmación de que fui de fiesta a alardear de lo sucedido es completamente falsa y manipuladora. Incluso si hubiera bebido o consumido algo, eso no justifica lo que ocurrió: me tiraron en la cama, me golpearon, me abofetearon hasta dejarme inconsciente y fui agredida sexualmente”.
La pasada semana, el abogado de la defensa, Fernando Pamos de la Hoz, afirmó que había “contradicciones” en el testimonio de ella por las declaraciones de algunos testigos, acerca del consumo de drogas, alcohol y la propia agresión sexual. Pamos envió la semana pasada una petición al juzgado de Instrucción para el “sobreseimiento” del caso y “la deducción de testimonio por un delito contra la administración de justicia, entre otros ilícitos, contra la denunciante y su compañero de falsedades”; y solicitaba al juzgado “proceder sin dilación: archivando y procediendo contra estas dos personas”.
Ahora, la magistrada que instruye el caso en Santander, tras la declaración en sede judicial de varios testigos el pasado miércoles, decidirá si el procedimiento por los hechos que Comeras denunció en junio continúa y se abre juicio, o si no lo hace.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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