El cine independiente caldea los Oscar

Las horas previas a los Oscar, que anoche (madrugada española) se entregaron en Los Ángeles, se repartieron entre los premios del cine independiente (los Spirit Awards) y el desfile de alta costura que Giorgio Armani organizó para su fiel clientela de Hollywood. Si el pase de Armani adelantó el brillo de la alfombra roja, en los Spirit Awards vestir de alta costura sería una ostentación ridícula. Los premios del cine independiente tienen sus propios códigos, y los diamantes se sustituyen por gafas de diseño. Pese a todo, la barrera entre los premios creados por John Waters y los Oscar es cada vez más borrosa, y muchas de las películas elegidas por la Academia figuran en el palmarés de las mejores del cine independiente.

Pequeña Miss Sunshine, road movie sobre una familia disfuncional que viaja en una furgoneta amarilla para llevar a la pequeña Olive (gordita y miope) a un concurso de belleza, fue la ganadora de los Spirit: mejor película, mejor primer guión, mejor dirección y mejor actor secundario.

Sus directores recordaron como la película escrita por Michael Arndt (metáfora de un país que margina todo lo que no huele a éxito) estaba muerta en el sistema de los estudios. Los dos cineastas (curtidos en la publicidad y el vídeo) tardaron cinco años en sacar adelante con un presupuesto mínimo (ocho millones de dólares) su primera película. Sólo en Estados Unidos, Pequeña Miss Sunshine ha recaudado casi 60 millones de dólares, cifra que hoy convierte en parias a los ejecutivos que la rechazaron. La actriz Maggie Gyllenhaal recordó la mítica frase de Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses: "No soy yo, son las películas las que se han vuelto pequeñas". Para añadir que hoy lo que faltan son películas pequeñas que recuperen "la dimensión humana" del cine.