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Patentes o genéricos, el debate del medicamento

Para los laboratorios, la patente es el seguro para recuperar la inversión - El genérico permite a los pobres acceder a la salud - Con el cambio de una molécula ya se registra un nuevo medicamento

Grandes compañías farmacéuticas contra organizaciones no gubernamentales. Patentes que se mantienen durante decenios frente a medicamentos genéricos. El conflicto que enfrenta en los tribunales de India a la farmacéutica Novartis con las ONG por culpa de su producto contra el cáncer, el Glivec, ha puesto sobre el tapete el debate sobre qué es más importante: defender a las compañías en su derecho a mantener las patentes largo tiempo sobre los medicamentos, de forma que puedan recuperar el tiempo y el presupuesto invertidos en crearlos y ponerlos al alcance de los enfermos, o dar rápido paso a los medicamentos genéricos, que son los mismos productos pero producidos de forma que salgan más baratos a los pacientes.

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Un pequeño triunfo o al menos una prórroga en la lucha. Así han considerado las ONG Médicos sin Fronteras e Intermón Oxfam que el Tribunal Superior de India pospusiera el pasado miércoles para el 15 de febrero la audiencia en la que se decidirá la exclusividad pedida por la multinacional farmacéutica Novartis sobre el anticancerígeno Glivec. La compañía con sede en Suiza reclama que dicho fármaco es nuevo, y por tanto no debe ser producido como otros centenares de genéricos que India está poniendo en el mercado a precios muy ventajosos para las poblaciones de los países en desarrollo. "No cierren la farmacia de los pobres", gritaban la pasada semana cientos de manifestantes en Nueva Delhi. Pedían a Novartis que retire la demanda contra el Gobierno de India. India rechazó la protección del fármaco porque considera que no es una innovación, sino sólo "una nueva forma de una sustancia conocida" y su Gobierno pidió más tiempo para estudiar los informes. El caso va más allá de Glivec. Si Novartis gana, abrirá la caja de Pandora que desencadenaría que se otorgaran más patentes. La primera preocupación son los medicamentos contra el sida: 11 drogas, todas para el tratamiento del VIH, esperan la revisión de su caso tras pedir patente y ser impugnados por grupos humanitarios. Los intereses de las grandes multinacionales farmacéuticas, preocupadas por dejar de ganar dinero -ellos dicen recuperar la inversión- con las patentes de nuevos medicamentos o modificaciones de los antiguos, choca con los intereses de los más pobres, para quienes los fármacos genéricos, más baratos, son la única forma de acceder a la salud, algo que defienden con uñas y dientes las grandes ONG.

Manifestación en enero frente a la sede de Novartis en Barcelona contra la patente del Glivec.
Manifestación en enero frente a la sede de Novartis en Barcelona contra la patente del Glivec.TEJEDERAS

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