India se niega a patentar dos fármacos contra el VIH
La decisión abre la puerta a que haya genéricos de los medicamentos
Dos de los antivirales más usados actualmente en el mundo para tratar la infección por VIH, el Tenofovir y el Darunavir, tendrán pronto genéricos en el mercado. La decisión de las autoridades indias de negarles la patente permite que otros laboratorios los fabriquen, se supone que más baratos.
La medida no es sólo humanitaria. También es una manera de asegurar el negocio a Cipla -que fue el que llevó el caso a los tribunales, según informa la edición digital de la revista Nature- y otros grandes laboratorios indios, que se dedican a fabricar genéricos (copian la composición y pueden venderlos más baratos porque no tienen que amortizar los gastos en investigación).
El Tenofovir, sobre todo, es un medicamento de primera línea en la actuación contra el VIH. Inhibe la acción de una de las enzimas (las pequeñas máquinas moleculares que realizan los procesos dentro de las células) que el virus necesita para reproducirse, la transcriptasa inversa. Según recoge la publicación, el laboratorio fabricante, Gilead, todavía está estudiando si va a seguir la batalla legal. Tampoco hay reacción del fabricante de Darunavir (mucho menos usado porque se considera una segunda opción), Tibotec.
Lógicamente, la decisión ha sido muy bien acogida por la ONG que se dedican a la atención de personas con VIH en el mundo. De hecho, por primera alguna de ellas -como Médicos sin Fronteras- participó en el proceso judicial.
India se ha convertido en el abanderado del uso anticipado de los genéricos. Según los llamados acuerdos TRIPS de la Organización Mundial de Comercio, un país puede saltarse la patente de un medicamento si decreta un estado de emergencia sanitaria. Y no hay duda de que en muchos países, el VIH que causa el sida (hay 33 millones de casos en el mundo) lo es. Pero se trata, sobre todo, de países pobres que no tienen capacidad de fabricar un fármaco, y mucho menos de resistirse a las presiones de los países donde tienen su sede las empresas farmacéuticas. Por eso son potencias emergentes como India o Brasil las que se permiten retar a las grandes multinacionales. Además, éstas en muchas ocasiones dan licencias u ofrecen los productos a bajo precio para evitar la competencia de los genéricos en los países pobres (que, por otro lado, no podrían comprárselos) y, sobre todo, que estos productos a menor precio puedan llegar a los países ricos, que es donde sí hacen el negocio, o que los fabricantes de genéricos tengan preparados sus cadenas de producción para ofrecer su producto en cuanto la patente venza, con lo que ganan un tiempo de exclusividad para rentabilizar la ingente inversión (se calcula que más de 800 millones de euros) que cuesta poner un fármaco en el mercado.
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