Voces contra la pobreza
El Foro Social Mundial debate en Nairobi propuestas para mejorar el mundo
Protesta callejera, pero sobre todo, propuestas.La necesidad de desvincularse de una imagen exclusivamente ligada a la protesta y de plantear propuestas concretas fue una de las razones que impulsó la organización del primer Foro Social Mundial (FSM), que se celebró en enero de 2001 en Porto Alegre (Brasil). Seis años después, el FSM no ha dejado de crecer: de los 20.000 participantes de 2001 se ha saltado a más de 100.000 en las convocatorias brasileñas.
La séptima edición del FSM, que se clausura hoy en Nairobi, ha vuelto a reunir a miles de activistas de todo el mundo para discutir un amplio abanico de asuntos: pobreza, sida, deuda, violencia sexual, acuerdos comerciales o alimentos transgénicos. "El foro da una oportunidad para que gente que está luchando en su rincón salga de su aislamiento, encuentre alianzas, amplíe perspectivas", dice el brasileño Chico Whitaker, uno de los fundadores del FSM y que en 2006 fue galardonado con el Right Livelihood Award, el Premio Nobel alternativo.
"El FSM crece en todo, pero no sabemos qué hacer con tanta energía", dice una activista
El FSM no es un encuentro fácil de encapsular. Hay cientos de actos, pero de los debates nunca sale una declaración final, como en cualquier conferencia al uso, por lo que se le echa en cara que fundamentalmente denuncia, pero sigue sin proponer alternativas. "Hemos dado más importancia a ese aspecto. En esta edición ha habido todo un día dedicado a exponer propuestas de acción", explica Whitaker. "Ello debe facilitar la comprensión del foro. Es cierto que hay multiplicidad de propuestas y no un solo documento. Hacerlo de otro modo sería empobrecer el encuentro. La llave de su éxito es no tener una declaración única, eso garantiza el respeto a la diversidad inherente al foro".
Otro impulsor del FSM es Bernard Cassen, presidente honorario de ATTAC (Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras para la Ayuda a los Ciudadanos) y director general de Le Monde Diplomatique.
Cassen considera que del FSM "deben salir más propuestas, no en nombre del foro, sino de organizaciones concretas". "Ahora mismo hay cientos de actos, no es posible sacar un mensaje. Y eso es malo. En 2005, 19 personas firmamos un Manifiesto de Porto Alegre, como un miniprograma mundial de acción, pero recibió muchas críticas. Hay un rechazo a todo lo que se pueda asemejarse a un programa político", añade.
"La tesis dominante en el movimiento altermundialista es que es el contrapoder. Yo creo que no hay que tener miedo de dialogar con el poder, con los foros de parlamentarios y de autoridades locales", sostiene Cassen.
La cita de Nairobi ha contribuido a dar énfasis a los acuciantes problemas que afronta África, ha permitido participar a miles de africanos que normalmente no pueden desplazarse hasta Brasil y ha posibilitado el intercambio entre las propias organizaciones sociales del continente. "El foro nos ayuda a construir, a conocernos unos a otros", señala Taoufik Ben Abdallah, del comité organizador. "Debemos tener la ambición de retar aquellas políticas que nos están matando, de retar a nuestros gobiernos. En África viven unos 850 millones de personas, pero ¿cuántas tienen voz? Quizá haya 50 millones de ciudadanos reales con voz. Queremos que la gente sea escuchada", añade.
Otros muestran más dudas. "Creo que hay que cambiar de mentalidad y moverse desde el ONGismo hacia la construcción de verdaderos movimientos. Pero construir es un proceso", opina Fatma Alloo, de la Red de Comunicación y Desarrollo de Mujeres Africanas. "El FSM está creciendo en todo, en números y en energía, pero no sabemos cómo capturarla, qué hacer con ella".
El director de Cooperación Internacional de Intermon Oxfam, Fran Equiza, que trabaja con ONG africanas, coincide en apuntar que la sociedad civil africana está en desarrollo. Pero Equiza no cuestiona en absoluto la necesidad del foro. "Hay que seguir apostando por él. Si el poder económico está globalizado, pero el político no, ¿quién hace contrapeso al poder económico para que pueda haber un equilibrio?". Este especialista opina que hay otra manera de interpretar las críticas que reciben espacios como el FSM: "Cuando el poder te critica y te intenta desprestigiar, es que algo estás logrando. Si consigues que la gente tenga autoconciencia de su valía y reclame sus derechos, si minas el poder, éste se pone nervioso, porque se basa en que no es cuestionado. Como decía El Quijote: 'Sancho: ladran, luego cabalgamos".
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