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Fene revoca a Franco el titulo de alcalde honorario otorgado en 1939

La corporación municipal de Fene acordó ayer en un pleno extraordinario revocar el título de alcalde honorario que el consistorio le había concedido a Franco en 1939. Con la abstención de los cuatro ediles del PP, el Ayuntamiento revocó todos los honores otorgados al dictador y homenajeó al alcalde republicano Ramón Souto y a otros seis concejales fusilados en agosto del 36, días después del alzamiento.

En 1939, el general pasó por la localidad coruñesa en su camino hacia su residencia estival en el Pazo de Meirás. Su breve tránsito fue suficiente para que el pueblo de Fene le rindiera honores y colocara arcos de triunfo al paso del Caudillo de España y Salvador de la Patria. Así lo recoge un documento del archivo fechado el 19 de junio de 1939 en el que, por unanimidad, la corporación designaba al dictador como alcalde honorario.

77 años después, otra corporación revocó ayer todas las honras otorgadas al dictador. Trece de los diecisiete ediles de Fene (BNG, PSOE e IU) votaron a favor. La abstención de los cuatro concejales populares la justificó así su portavoz Maribel Blanco: " En aras de la tolerancia no es oportuno remover el pasado". Blanco sí enumeró "los abusos y atropellos cometidos en defensa de la República". La concejala popular cree que el camino de las instituciones democráticas "han cicatrizado aquellas heridas".

El portavoz socialista en Fene y artífice de la iniciativa, Iván Puentes, confía en que el ejemplo sirva a otros municipios gallegos que aún mantienen honores y denominaciones franquistas. Puentes defiende que recuperar la memoria histórica "no es ajustar cuentas ni reabrir heridas" y apostó por dignificar el trabajo de las personas "silenciadas, escondidas en fosas comunes".

Voz a los perseguidos

Precisamente ayer, el alcalde de Fene, Xosé María Rivera Arnoso (BNG), quiso poner voz y nombre propio a los vecinos del municipio que fueron "perseguidos, torturados o asesinados por la dictadura". Entre ellos al alcalde republicano Ramón Souto y al secretario municipal, Jesús Tenreiro Prim, que encontraron la muerte a manos de los sediciosos días más tarde del alzamiento militar del 18 de julio.

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Tiempo después, cuando estos políticos leales a la República u otros cinco ediles ya habían sido sepultados en una fosa, los golpistas justificaron su desaparición acusándolos de haber robado fondos públicos. Ayer, para restituir la dignidad de las víctimas, Rivera Arnoso confirmó que el Gobierno local iniciará los trámites para designar a ambos hijos predilectos del municipio y bautizas con sus nombres las nuevas calles del ayuntamiento.

Unos versos en gallego de Lorca, intercalados con fragmentos del himno de Riego, pusieron el broche musical a un acto cargado de memoria y de emoción para los familiares de casi un centenar de represaliados en aquellos días convulsos de agosto del 36.

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