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Cumbre de la Unión Europea

Los Veinticinco condicionan la ampliación de la UE a su reforma institucional

Polonia se niega a ceder y mantiene el veto que impide iniciar negociaciones con Rusia

Cumbre de trámite y bajo tono. Los líderes de los Veinticinco lograron transitar por Bruselas evitando nuevos enfrentamientos pero sin resolver las cuestiones de fondo que paralizan la construcción europea. El acuerdo fundamental se tradujo en un frenazo a futuras ampliaciones hasta que no se resuelva el problema institucional derivado de la falta de Constitución. En el fondo, se trata de lograr un nuevo reparto de poderes que dé mayor peso a los grandes países, sobre todo a Alemania, en función de su población, tal como establecía el tratado constitucional.

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España convoca en Madrid a los países que han ratificado la Constitución europea

Las conclusiones de la cumbre registran un endurecimiento de los criterios para futuras ampliaciones: "Las normas recientemente mejoradas que regulan el proceso de adhesión establecen condiciones rigurosas en todas las fases de las negociaciones". El presidente francés, Jacques Chirac, logró dar otra vuelta de tuerca a los requisitos al introducir una nueva exigencia: "En las negociaciones de adhesión se integrarán los resultados del diálogo político y económico". En román paladino supone el visto bueno político para aceptar nuevos socios y, sobre todo, que los nuevos países no supondrían una merma de fondos estructurales y ayudas agrícolas que reciben los actuales socios. "Francia no quiere que la PAC [Política Agraria Común] sea víctima de las ampliaciones", dijo más tarde Chirac en conferencia de prensa.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, admitió que la necesidad de un acuerdo institucional "era una evidencia, pero no una condición estricta para proceder a nuevas ampliaciones". Una fuente diplomática tradujo la situación en los siguientes términos: "Con la excepción de Croacia, la Unión Europea no verá nuevas ampliaciones hasta 2014 o más tarde".

El presidente de turno de la Unión, el primer ministro finlandés, Matti Vanhanen, ha efectuado numerosas "consultas confidenciales" con los distintos países para encontrar una salida al bloqueo institucional provocado por los noes al Tratado Constitucional de Francia y Holanda y la negativa a su ratificación de otros siete países: Reino Unido, Suecia, Irlanda, Polonia, República Checa, Dinamarca y Portugal. Vanhanen anunció que el resultado de sus gestiones será presentado a la canciller alemana, Angela Merkel, que en enero asume la presidencia de la UE.

Vanhanen fue extremadamente ambiguo y evitó toda suerte de pronunciamientos precisos sobre el futuro de la ampliación. "Tengo mucha confianza", dijo, "en que en el próximo año y medio o dos años podremos abordar un enfoque común para la ampliación".

El Consejo mantuvo sus compromisos sobre los Balcanes Occidentales (Macedonia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Albania, Serbia y Kosovo), confirmando que "su futuro está en la Unión Europea". La cuestión de Serbia, a pesar de las exigencias acordadas para que "acelere su esfuerzo por reunir las condiciones necesarias, en particular colaborando sin restricciones con el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia", provocó ciertas reticencias en Polonia. Las autoridades polacas solicitaron hablar de Ucrania si se abordaba la cuestión de Serbia.

Un claro indicador del parón de la ampliación se puso de manifiesto ayer en la reunión de los técnicos en las negociaciones sobre la adhesión de Turquía. Chipre se opuso a la apertura de deliberaciones de materias, a pesar de que no estaban incluidas en los ocho capítulos que habían quedado excluidos de las negociaciones, según el acuerdo del Consejo del pasado lunes.

Chirac pronosticó ayer que "las negociaciones con Turquía serán largas y difíciles". En el frente opuesto, el primer ministro británico, Tony Blair, principal valedor junto a España de la entrada de Turquía en la UE, voló ayer a Ankara para expresar su apoyo a las autoridades turcas. Blair manifestó que era muy importante mantener el impulso para el ingreso de Turquía, teniendo en cuenta las dificultades existentes.

Por otra parte, las dificultades para alcanzar consensos en el seno del Consejo se pusieron de manifiesto por la negativa de Varsovia a levantar el veto que impide a la Unión Europea iniciar las negociaciones para renovar el Acuerdo de Comercio, Asociación y Cooperación con Rusia. El rechazo de Moscú a admitir importaciones de carne de Polonia fue el desencadenante de la crisis.

La iniciativa de España y Luxemburgo, de celebrar un encuentro en Madrid el próximo 26 de enero que reúna a los 18 países que han ratificado la Constitución, puede suponer un importante punto de partida para las tareas de Alemania, hacia quien se dirigen las miradas confiando en una revitalización de la construcción europea durante su próxima presidencia. La canciller Merkel pidió ayer de que "no se les pusiera demasiada carga", puesto que su presidencia solo duraba seis meses.

LAS DECISIONES DEL CONSEJO EUROPEO

España y Luxemburgo invitan a una reunión

en Madrid a los 18 países de la Unión que ya

han ratificado la Constitución Europea.

Los líderes europeos acuerdan dar más peso

a los grandes países, sobre todo a Alemania,

como lo establecía el Tratado Constitucional.

La Unión Europea quiere reforzar a su alto representante, Javier Solana, y volver a impulsar

la Hoja de Ruta en Oriente Próximo.

El Consejo Europeo se compromete a reanudar

la ayuda a los palestinos si Hamás y Fatah forman

un Gobierno de coalición.

Europa pide que se adopten sanciones contra Irán

al considerar que incumple sus obligaciones nucleares.

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