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Dos de cada tres trabajadores del campo registrados en Galicia son mujeres

El 80% de los ganaderos tiene rentas inferiores al salario mínimo

El campo en Galicia, una sociedad tradicionalmente matriarcal, es femenino. Dos de cada tres agricultores son mujeres, según desvelan las cifras de los cotizantes al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social. Si la discriminación laboral y salarial de las mujeres es patente en la comunidad autónoma, como puso de manifiesto esta semana la Xunta al presentar un proyecto de ley de igualdad del trabajo femenino, la situación resulta aún más sangrante en el mundo agrícola, caracterizado por las difíciles condiciones de vida del rural y las bajas rentas.

Las agricultoras, en mucho mayor medida que las mujeres del ámbito urbano, que suelen tener acceso a más ayudas y servicios sociales, se ven obligadas a compaginar su trabajo en la explotación agraria con las tareas domésticas y el cuidado de niños y, en muchas ocasiones, de los mayores que viven en la casa.

El 63% de las 55.358 personas dadas de alta en el Régimen Especial Agrario, en julio pasado, es del sexo femenino. La proporción es aún más elevada en el caso de los trabajadores por cuenta propia (hay 33.430 agricultoras de un total de 50.973). La tendencia es, sin embargo, la contraria cuando se trata de inscritos por cuenta ajena, ya que las empresas agrarias optan preferentemente por contratar a hombres que a mujeres (sólo son 1.346 de un total de 4.385).

La baja rentabilidad del campo explican estas cifras. Los hombres suelen dejar al frente de las explotaciones a sus parejas para buscar otras alternativas laborales mejor renumeradas. Unións Agrarias (UU AA), que llama a convertir "la lucha contra la invisibilidad de las mujeres en el mundo agrícola y rural en una cuestión de primer orden", calcula que al cómputo de inscritos en régimen agrario, hay que añadir otras 10.000 trabajadoras del campo sin derechos laborales y sociales reconocidos dado que es práctica habitual en las explotaciones dirigidas por una pareja que, por falta de ingresos, sólo se pague una cotización, la del hombre.

El papel fundamental que la mujer juega en el mundo rural y en la agricultura de Galicia carece de reconocimiento social. Padece discriminación no sólo laboral y salarial, sino también, y más que las mujeres de las ciudades, en el ámbito de la educación, la formación o la salud. "En numerosos casos, sólo se les reconoce como esposas de agricultores, sin estatuto alguno", apunta el sindicato, para el que urge tomar medidas que dignifiquen el papel y trabajo de las mujeres.

Gobierno central y Xunta dieron un primer paso cuando decidieron financiar la mitad de la cuota a la Seguridad Social a las mujeres menores de 40 años que sean pareja del titular de una explotación agraria. Pero es insuficiente, afirma UU AA, que ha pedido que se amplíe la medida. El Ejecutivo reconoce que la baja proporción de mujeres en edad fértil (15-39 años) en la agricultura gallega es preocupante. Apenas un tercio de las trabajadoras de este sector está en esa franja de edad.

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Y las mujeres, al constituir el núcleo del mundo agrario, son las más golpeadas por las bajas rentas, descenso de precios y las crisis que vive el sector , motivos principales de la manifestación convocada para hoy en Santiago por UUAA. El sindicato llama a todos los ganaderos y agricultores a salir a la calle para poner de manifiesto la caída de precios, agravada por las pérdidas que generó la sequía del verano.

El precio que las industrias lácteas pagan a los ganaderos por la leche se mantuvo bajo, pese a una ligera subida en verano que no compensó el descenso de los meses anteriores. El número de explotaciones lecheras no cesa de reducirse en un país que necesita exportar este producto básico dado que sólo produce dos tercios de la demanda nacional. En el ámbito de la carne, la situación no es mejor. Las ayudas europeas se redujeron en un 25% tras ponerse en marcha el nuevo método de pago único.

Las explotaciones ganaderas ven cómo se reducen sus ingresos y a la vez aumentan sus gastos. Por culpa de la sequía que redujo los cultivos de forrajes, los agricultores se ven obligados a comprar la alimentación animal, un coste que, según cálculos de UUAA, supuso para cada granja gallega en los últimos cuatro meses un desembolso de entre 1.200 y 1.400 euros. Una fortuna, si se tiene en cuenta que un 80% de los ganaderos tienen rentas mensuales inferiores al salario mínimo, 540 euros.

Aprobado el plan lácteo

El Sindicato Labrego Galego (SLG), de tendencia nacionalista, arremetió ayer contra Unións Agrarias, próximo al PSOE, por la convocatoria para hoy de una manifestación del sector. El SLG considera que sólo se trata de una maniobra para "desviar la atención" ante la aprobación, ayer, por el Consejo de Ministros, del denostado decreto con un nuevo plan lácteo que todas las organizaciones agrarias en Galicia y la propia Xunta consideran lesivo para los intereses de los agricultores de la comunidad autónoma. El plan territorializa las ventas de los excedentes de cuota láctea.

El conselleiro de Medio Rural, el nacionalista Alfredo Suárez Canal, reconoció que el nuevo plan lácteo conlleva algunos avances pero opinó que son claramente insuficientes para Galicia y destacó la preocupación de las pequeñas explotaciones ganaderas.

El responsable del SLG, Xosé Ramón Cendán, acusó a UUAA de desmarcarse de la unidad sindical y anunció que la organización nacionalista se afanará en modificar los aspectos del plan que consideran perjudiciales para Galicia.

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