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La desaparición de un dictador

El Gobierno de Bachelet pasa página

El debate político de Chile deja de centrarse en el pasado tras la desaparición del general

Terminadas las exequias del ex dictador Augusto Pinochet y mientras sus cenizas permanecerán a partir de hoy en su finca de Los Boldos, 150 kilómetros al suroeste de Santiago, donde se trasladará a vivir su viuda, Lucía Hiriart, el debate político chileno dejará de centrarse en el pasado, como en los últimos días, y el gobierno y los partidos darán vuelta la hoja.

Entre el ajetreo previo a las fiestas de fin de año y el cambio de agenda política, quedarán atrás con rapidez las emociones que en estos días ha suscitado la muerte del ex dictador a sus partidarios y detractores.

La presidenta Michelle Bachelet ayer asistió a una presentación de nuevas tecnologías y el lunes anunció los cambios que desea hacer al sistema educacional, diseñado en la dictadura, en el cierre de un proceso de reformas motivadas por las masivas movilizaciones de estudiantes al comienzo de su mandato. Salvo la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, a la que le correspondió asistir a la ceremonia en la Escuela Militar, todos los secretarios de estado mantuvieron sus rutinas.

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La tarea de la justicia se concentrará en los procesos contra militares en retiro y ex agentes de la dictadura implicados en violaciones a los derechos humanos, más de 200 hasta ahora. Este número podría aumentar si el Gobierno consigue la aprobación de una ley que anule o derogue la autoamnistía dictada por el régimen para los crímenes políticos cometidos entre el golpe de estado de 1973 y 1978.

En el caso Riggs -las millonarias cuentas secretas que Pinochet mantuvo ocultas en el exterior- proseguirán los procesos contra sus familiares y ex colaboradores. A los tribunales les corresponderá también determinar el futuro de la herencia del ex dictador, cuya fortuna conocida (unos 20 millones de euros) está embargada por la justicia.

Durante la próxima semana, Bachelet anunciará sus propuestas de reforma del sistema de pensiones privado, uno de los pilares del programa con el que llegó a la presidencia en marzo pasado. La reforma no cambiará las bases del sistema de capitalización individual de los trabajadores para sus jubilaciones, que manejan las administradoras de fondos de pensiones (AFP), que instauró la dictadura en 1981. Los cambios que serán propuestos al Parlamento se concentrarán en aumentar el monto de las pensiones más bajas y la cobertura de personas que tienen acceso a la previsión.

La estrategia de La Moneda busca erigir un estado de bienestar -a escala chilena- que sobre la base de la reforma de las pensiones, junto con el mayor acceso a la salud, educación y vivienda, permita incorporar a los sectores de menores ingresos de la población. El objetivo es terminar estos cambios hacia el fin del mandato de Bachelet, en el 2010, año en el que Chile celebrará su segundo bicentenario de la independencia de España.

Durante 2007, la agenda de La Moneda se concentrará en la aprobación de los proyectos de reforma de las pensiones y el debate de los cambios a la educación. El presupuesto público será expansivo, a un nivel récord, por la holgura de las arcas fiscales gracias al aumento del precio del cobre. En materia política, los esfuerzos se enfocarán en el cambio del sistema electoral creado por la dictadura para favorecer a la derecha y que excluye a las minorías, como los comunistas.

El otro eje en que se mantendrá la iniciativa es el de la integración comercial del país. Chile ha suscrito acuerdos de libre comercio con 54 países cuyos mercados representan el 80% del PIB mundial. Para el próximo año, el Gobierno espera culminar las negociaciones para un tratado de libre comercio con Japón y abrirlas con Malaisia. En el horizonte próximo aparece la posibilidad de ampliar el acuerdo económico que existe con India, el segundo mayor mercado mundial.

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