Turquía suspende la colaboración militar con Francia

Dos países aliados en el seno de la OTAN, Francia y Turquía, enfriaron ayer sus relaciones al decidir Ankara que suspende su cooperación militar con París. La medida responde a una ley aprobada en octubre por la Asamblea Nacional francesa que penaliza la negación del genocidio armenio por los otomanos entre 1915 y 1917. El Gobierno de Ankara ya advirtió cuando se votó la ley que Francia se exponía a la hostilidad de Turquía.

"Las relaciones con Francia en el ámbito militar han sido suspendidas", afirmó ayer el general Ilker Basbug, jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra turco en un escueto comunicado. Basbug no precisó si esta suspensión suponía apartar a las empresas francesas del mercado militar turco.

Francia es el tercer proveedor de armas en el mundo, pero la mayoría de sus empresas están integradas en consorcios europeos. La principal amenaza de la decisión turca recae sobre el grupo EADS, con capital francés, alemán y español. EADS, que fabrica los helicópteros Eurocopter, se ha presentado al concurso para la adjudicación de un contrato de 52 helicópteros militares, que asciende a varios cientos de millones de euros.

Ankara parecía inclinarse hasta ahora por aparatos de fabricación estadounidense, pero el enfriamiento de las relaciones con París parece ofrecer la ocasión de presentar el rechazo turco como una respuesta a una provocación francesa por la ley sobre el genocidio armenio. Turquía, país candidato a ingresar en la UE, se ahorra también la necesidad de justificar su preferencia por los aparatos norteamericanos en lugar de los europeos.

En los 10 últimos años, Turquía ha comprado armas a Francia por un monto de 898 millones de euros. Para Patrice Bouveret, investigador del Observatorio de Ventas de Armas, las exportaciones francesas hacia Turquía "no son fundamentales". Representan el 3% del total, y Turquía sólo es el 13º cliente de Francia. Bouveret recuerda también que los contratos ya firmados serán respetados.

El Gobierno francés intentó quitar hierro a la decisión turca. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Jean Baptiste Mattéi, recordó que fuerzas de ambos países colaboran desde hace tiempo en Afganistán, Líbano, Bosnia, Kosovo y República Democrática de Congo. "Existe una cooperación estrecha y un gran respeto mutuo entre las Fuerzas Armadas de ambos países", dijo Mattéi, quien subrayó que en Afganistán ambos contingentes comparten base en Kabul.

Por su parte, el portavoz de Defensa, Jean-François Bureau, rechazó que la declaración del jefe militar turco refleje "una crisis o una gran dificultad".

Asimismo, la OTAN aseguró que la tensión entre dos de sus miembros no tendrá consecuencias en la Alianza. "Entendemos que la decisión turca no va a afectar la OTAN. Se trata de las relaciones bilaterales, no de opera-ciones de la OTAN", dijo el portavoz de la Alianza, James Appathurai.

Con todo, la congelación de la cooperación militar entre ambos países es el último de una serie de desencuentros recíprocos. En 2001, cuando el Parlamento francés -Francia tiene una minoría de origen armenio cifrada en más de medio millón de personas- votó una resolución para reconocer el genocidio armenio, las empresas francesas fueron apartadas de los concursos de adjudicación. La nueva ley, votada por la Cámara baja pero aún no aprobada por el Senado francés, prevé condenar con hasta un año de cárcel y 45.000 euros de multa la negación de la matanza de armenios, que según la mayoría de los historiadores causó en torno a 1,5 millones de víctimas. Turquía niega tales matanzas, y afirma que hubo víctimas en ambos bandos. El propio presidente francés, Jacques Chirac, precisó que estaba en contra del texto legal, pero muchos turcos consideran que el proyecto es una nueva prueba del rechazo en Francia a la entrada de Turquía en la UE.