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Turquía considera que la iniciativa daña las relaciones bilaterales

La aprobación, por parte de los diputados franceses, de una proposición de ley que penaliza la negación del genocidio armenio fue recibida en Turquía como una auténtica afrenta, hasta el punto de que el ministro de Exteriores, Abdulá Gül, no dudó en considerar la iniciativa como "un duro golpe" para las relaciones bilaterales. "Las ancestrales relaciones turco-francesas han sufrido hoy un duro golpe por la actuación irresponsable de algunos políticos franceses a propósito de alegatos infundados", señaló el ministro en un comunicado. Gül no perdió la oportunidad para criticar el "doble rasero" de Francia, que, como el resto de la UE, presiona a Turquía para que "refuerce la libertad de expresión", mientras la limita en su territorio.

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La Asamblea francesa vota una ley que castiga la negación del genocidio armenio

Numerosos analistas ven detrás de la iniciativa una maniobra de Francia para poner más piedras en el camino de la adhesión de Turquía a la UE, pese a que la cuestión armenia no es un requisito en las negociaciones. Otros, como el ministro de Estado Alí Babacan, jefe del equipo negociador turco, consideran que la votación de ayer en la Asamblea Francesa tiene una lectura interna. "Hay que tomar en cuenta el contexto político francés. Tienen elecciones en puertas y una fuerte comunidad armenia, que constituye un grupo de presión muy poderoso", asegura Babacan a este periódico.

La cuestión armenia es un tema sumamente sensible en Turquía, que rechaza de plano que puedan calificarse de "genocidio" las matanzas de armenios durante la I Guerra Mundial. La iniciativa de los diputados franceses se percibe como una humillación, tanto más cuanto que el primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, propuso en su día a su homólogo armenio la apertura de los archivos y la constitución de una comisión de expertos. "Los Parlamentos no son los lugares apropiados para decidir lo que pasó en la historia. Esa es una tarea de los historiadores. Nuestra oferta es sensata, pero Armenia nunca respondió", afirma Alí Babacan. Ayer, las autoridades armenias aplaudieron la iniciativa francesa, "reacción natural" a la "agresiva negación" de Turquía.

Algunas organizaciones empresariales turcas han llamado al boicoteo de los productos franceses, y varias personalidades han expresado su intención de acudir a Francia para negar el genocidio armenio, en aras de la libertad de expresión. Entre ellas está el periodista de origen armenio Hrant Dink, que ha sido procesado en Turquía por sus declaraciones sobre el tema.

Más allá de las protestas, el proyecto de ley puede tener consecuencias económicas para Francia, quinto socio comercial de Turquía. Las autoridades turcas habían advertido que su aprobación podría conllevar la exclusión de las empresas francesas de jugosos contratos públicos.

El debate histórico

Octubre de 1914. El Imperio Otomano, en plena decadencia, entra en la I Guerra Mundial del lado de Alemania y de Austria-Hungría. Los enfrentamientos entre la población armenia (cristiana) del este de Anatolia y la turca (musulmana), que arrancan a fines del siglo XIX, se agudizan. El Gobierno otomano acusa a los armenios de colaborar con el enemigo ruso y en 1915 ordena su deportación a los desiertos de Mesopotamia. Las matanzas se desatan. Con el fin de la guerra, en 1918, Armenia se erige en Estado independiente. El Imperio Otomano se desmantela.

Los armenios consideran las matanzas como un genocidio que dejó 1,5 millones de muertos. Turquía habla de enfrentamientos que causaron entre 300.000 y 500.000 víctimas en ambos lados.

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