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Reportaje:FESTIVAL DE SITGES

Fantástico menú XXL

'El laberinto del fauno' inaugura una nueva edición de cine de terror

En una de las películas programadas en la sección oficial de la 39ª edición del Festival de Sitges, que empieza hoy y se prolongará hasta el próximo día 15, se atribuye al certamen catalán la proyección, años atrás, de una esquiva cinta de horror, titulada Le fin absolue du monde, cuya sola visión se había revelado capaz de convertir a la platea entera en una violenta horda de caníbales.

Este peculiar guiño al festival aparece en Cigarette burns, la aportación de John Carpenter a la prestigiosa serie televisiva Masters of horror, que verá proyectados algunos de sus episodios más notables en esta cita cinéfila. No es la primera vez que Sitges entra en la imaginería del fantástico mundial: en La nueva pesadilla (1997), de Wes Craven, particular Ocho y medio del padre de Freddy Krueger, el director convertía en pieza de atrezzo la María (el premio con forma de la mujer robot de Metrópolis) que había recibido años antes en este festival.

El festival ha llegado a una madurez que le permite ser nostálgico y autorreferencial

Sitges 06, que sigue identificándose como Festival de Cinema de Catalunya como eco de esos tiempos de crisis en que intentó enmascarar su filiación fantástica, parece haber llegado a una madurez que le permite ser nostálgico y autorreferencial: su cartel (una oreja cortada a la orilla del mar) remite a esa edición, veinte años atrás, en que la proyección de Terciopelo azul dividió la platea del viejo cine Retiro como sólo pueden hacerlo los más feroces clásicos visionarios. Fue esa edición, la de 1986, una de las más mitificadas por los aficionados al género por su cosecha rica en títulos perdurables y por su alta densidad de invitados de primera división.

David Lynch será ahora un homenajeado ausente en recuerdo de ese año memorable, pero la lista de invitados que acudirán a la presente edición parece orientada a marcar un nuevo listón de excelencia: históricos del género como Joe Dante, Paul Verhoeven, Larry Cohen o Terry Gilliam, cruzarán sus pasos con jóvenes leones de la talla de Guillermo del Toro, Brad Anderson o Darren Aronofsky y con las emergentes miradas orientales de Kiyoshi Kurosawa, Satoshi Kon o Bong Joon-ho.

No sería descabellado afirmar que, en buena medida, un certamen como éste ha sido capaz de formar a toda una nueva generación de cineastas españoles: un grupo diverso que ha decidido usar (y mutar a su antojo) los códigos del género para impulsar un relevo que no deja de dar estimulantes frutos. Casi todos ellos fueron espectadores en las míticas sesiones del Retiro antes de llegar, con sus propios trabajos bajo el brazo, al lujoso auditorio del hotel Melià Gran Sitges, que hoy es el centro neurálgico del certamen: Daniel Monzón y su thriller conspiranoico La caja Kovak, Elio Quiroga y la pesadilla postapocalíptica de La hora fría, Nacho Cerdà y el puzzle malsano de Los abandonados, Jaume Balagueró y el horror hiperrealista de Para entrar a vivir, y la directora Luna con el viaje hacia abajo que propone Moscow Zero demostrarán que, en el cine español, existe un efervescente territorio donde la ambición autoral y la poética de género se pueden dar la mano. Quizá sólo quepa lamentar la ausencia en esta selección de francotiradores como Ricardo Ribelles que, con su artesanal El barón contra los demonios, realizada a lo largo de 12 años, ha conseguido erigirse en algo más que una excéntrica promesa.

Las películas de Nacho Cerdà y Elio Quiroga competirán en la sección oficial con pesos pesados como los norteamericanos John Carpenter y Joe Dante -que presenta su politizada película de zombies antiguerra de Irak The homeco-ming-, el japonés Takeshi Miike -que compite con la minimalista Big Bang Love, Juvenile A-, los coreanos Kim-Ki Duk -con la metafísica Time- y Bing Joon-ho -que, tras la celebrada Memories of murder, se atreve con la monster movie con mensaje The host-, el hongkonés Jonny To -capaz de homenajear a Sergio Leone en Exiled- y el francés Michel Gondry -que sigue explorando las últimas fronteras de la magia low-fi con con la onírica The science of sleep, protagonizada por Gael García Bernal-. Cabe la posibilidad de que la gran sorpresa de la selección esté camuflada en los trabajos de autores recién llegados cuyos nombres aún no suenan con esos ecos.

Por su parte, los españoles Luna y Daniel Monzón y el mexicano Guillermo del Toro -cuyo trabajo El laberinto del fauno también es en parte de producción española- competirán por el premio Méliès de Plata a la mejor película fantástica europea en la sección oficial Méliès, que cuenta con uno de los títulos más esperados del festival: Reinassance, de Christian Volckman, un preciosista trabajo de animación negra cuya estética recuerda al Sin city, de Frank Miller.

Es precisamente el cine de animación otro de los puntos fuertes de Sitges. En esta convocatoria, las producciones orientales se convertirán en protagonistas, con los esperadísimos últimos trabajos de los japoneses Satoshi Kon (Páprika) y Mamoru Oshii (Tachigui: The amazing lives of the fast food grifters) como indispensables joyas de la corona. Más de un aficionado estaría dispuesto a clonarse para poder abarcar las muchas ramas de la inagotable programación de Sitges 06.

Imagen de <i>Retribution,</i> de Kiyoshi Kurosawa.
Imagen de Retribution, de Kiyoshi Kurosawa.

Pero ¿esto qué es?

Padre pringado de Michael J. Fox en Regreso al futuro; villano fetichista de la melena femenina en Los ángeles de Charlie y el mejor amigo de las ratas en Willard, Crispin Glover es el gran e inasumible perro verde de esa generación del brat pack que vio nacer a estrellas como Tom Cruise, Matt Dillon o Matthew Broderick. Sin duda, él será el invitado más marciano en esta edición de Sitges que no viene en calidad de actor, sino como director de una película insólita, protagonizada íntegramente por actores con síndrome de Down y cargada de abstruso simbolismo, que responde al consecuente título de What is it?

Dado que un trabajo de estas características tendría negada la entrada en cualquier sala comercial, Glover exhibe su película como parte de su propio show parateatral itinerante, en el que también se dedica a recitar poemas o cantar canciones de su disco The big problem

the solution. The solution = LET IT BE. Glover podría hacer buenas migas con Alejandro Jodorowsky, que ofrecerá una sesión de su Cabaret Místico como complemento a la retrospectiva que le dedica el festival.

Una de las cosas que convierten el certamen de Sitges en un universo en sí mismo es, precisamente, esto: la posibilidad de encontrarse con cualquier cosa en los recovecos de su arborescente programación. El espectador que no quiera someterse a la esclavitud de la sección oficial tiene aquí ocasión de invertir noches enteras en las maratones dedicadas al gore más extremo o dejarse llevar por las propuestas del sello de DVD Mondo Macabro, que presentará una exótica selección capaz de combinar luchadores enmascarados mexicanos con psicotronías tailandesas, delicias filipinas o películas de terror made in Bollywood.

Cineastas como el recientemente desaparecido Richard Fleischer y el errático Richard Stanley recibirán sus correspondientes homenajes en esta celebración de los muchos rostros del fantástico. Una feria de las maravillas (y las pesadillas) que no deja sin atender al sibarita del séptimo arte. Prueba de ello es el ciclo que se dedica a la figura del japonés Kiyoshi Kurosawa, autor de películas como Kaïro, Cure o Bright future, considerado por los críticos de Cahiers como el Antonioni del nuevo terror japonés. Retribution, su trabajo más reciente, podrá ser visto en el marco de la sección Orient Express.

Ecléctica mirada retrospectiva al fantástico europeo, el ciclo Europa Imaginaria permitirá rescatar la Cabiria de Giovanni Pastrone -película donde el español Segundo de Chomón inmortalizó el primer uso del travelling-, junto a trabajos de tan difícil captura para el ojo cinéfilo como Parsifal, de Hans Jürgen Syberberg; Los cuentos de Hoffman, de Michael Powell y Emeric Pressburger; Ulises, de Mario Camerini y Mario Bava, La Vía Láctea, de Luis Buñuel, o Perceval le gallois, de Eric Rohmer. El título más reciente del ciclo es Tideland, de Terry Gilliam, que acudirá al certamen: una desasosegante mirada a los universos imaginarios de la infancia que confirma al ex miembro de Monty Python y creador de Brazil como uno de los últimos grandes heterodoxos del cine contemporáneo.

No hay que olvidar, tampoco, que Sitges siembra su programación de sesiones sorpresa, en las que quizá se oculten esos títulos que el aficionado puntilloso puede echar en falta dentro de esta selección absolutamente enferma

de completismo.

HOY

'El laberinto del fauno', de Guillermo del Toro. Un cuento con trasfondo de la Guerra Civil.

'Ils', de David Moreau y Xavier Palaud. Una pieza de terror de cámara basada en hechos reales.

'La hora fría', de Elio Quiroga. Un grupo de supervivientes intenta defender el edificio en el que se han refugiado.

'Taxidermia', de György Pàlfi. Una ración de realismo mágico húngaro.

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